Como una pinza. Batasuna y el Partido Popular están dificultando de forma progresiva y sincronizada --aunque descoordinada-- que se avance en el plan de paz de Euskadi previsto por el Gobierno y los partidos vascos que le dan su apoyo más o menos incondicional.

Con sus exigencias, aberzales y conservadores están tensando la cuerda para conseguir como sea sus respectivos objetivos, absolutamente contrapuestos. Los primeros persiguen la constitución inmediata de la mesa de partidos y avances en el trato a los presos lanzando a su gente a la calle en San Sebastián y Bilbao en las próximas semanas.

EQUILIBRIO INESTABLE Los populares, al contrario, pretenden la perpetuación del actual equilibrio inestable exigiendo a Madrid y Vitoria la prohibición de las marchas reivindicativas, que en años anteriores han acabado con altercados y detenciones.

Mariano Rajoy, desde Cambados (Pontevedra), emplazó ayer a José Luis Rodríguez Zapatero a impedir que "una organización terrorista ilegal" se manifieste en San Sebastián el día 13. Esta marcha fue convocada el sábado por Batasuna, aunque la petición ante el departamento vasco de Interior fue presentada por un "ciudadano particular".

Miguel Buen, secretario general del PSOE de Guipúzcoa, opina que esta movilización "no va ayudar demasiado" a allanar el camino de la pacificación, teniendo en cuenta los numerosos casos de violencia callejera que se han producido en los años anteriores. Buen acusó a los populares de "tensar todo al máximo" e hizo votos para que el Gobierno vasco sea "capaz de resolver esta situación".

Un portavoz de Ezker Batua, uno de los tres socios de la coalición gubernamental vasca, coincide con el PSOE vasco en que la convocatoria aberzale es "otra vuelta de tuerca en la búsqueda de escenarios incómodos a la que algunos han abocado el proceso de paz" y pidió a Batasuna "inteligencia para no caer en la confrontación" y "dejar en stand by " el camino hacia la paz.

PROCESO "IRREVERSIBLE" A pesar de estas trabas, el presidente de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, está convencido de que la negociación entre el Gobierno y ETA "irá mejor y más rápido" que la mesa de negociación política, donde aventuró "obstáculos mayores". No obstante, consideró que el proceso de paz en Euskadi es "irreversible".