La "cortesía", la "prudencia" que merecen las relaciones internacionales y también la circunstancia de que da por hecho que "todo el mundo" conoce sus opiniones sobre "los derechos de igualdad" entre hombres y mujeres le impidieron --dijo ayer José Luis Rodríguez Zapatero-- desaprobar públicamente la sucesión de comentarios machistas con que Silvio Berlusconi trufó la cumbre italo-española del pasado jueves. Así se defendió ayer Zapatero, después incluso de llevarse una sorpresa añadida durante el desayuno cuando consultó los resúmenes de prensa. A través de uno de sus medios de comunicación, el diario milanés Il Giornale , Berlusconi ha querido que se sepa, en un artículo repleto de satíricos comentarios, que el jefe del Ejecutivo español pasó 20 minutos el jueves en Villa Certosa, la mansión particular del primer ministro que se sospecha que usa como lupanar.

El Gobierno no informó de la visita porque se trataba de una cuestión privada, respondieron primero fuentes de la Moncloa para justificar que tan jugoso detalle no hubiera sido comunicado. Por la tarde, ya en París, en presencia de Nicolás Sarkozy, Zapatero restó importancia a su fugaz paso por Villa Certosa con el argumento de que tiene por costumbre adaptarse a las agendas de sus anfitriones. En resumen, trató de atajar la controversia, sobre todo la de por qué no censuró el jueves a Berlusconi. Nadie le preguntó por ello, afirmó.

NOTICIA EN PORTADA "¡Qué golpe para la izquierda italiana!, que desde hace meses pinta Villa Certosa como un estudio del Satiricón de Fellini", celebra Il Giornale , propiedad de la familia Berlusconi. Lleva la noticia en portada. El propósito del autor del texto es más zarandear a la oposición italiana que a Zapatero, pues al presidente español le agradecen que sea capaz de "reír las bromas de Berlusconi sin embarazo", pero se embarulla de tal modo que termina por ridiculizarle. "Qué golpe descubrir que quien ha visitado este lugar de perdición sea el líder más amado de la izquierda europea, uno de buenas costumbres, uno que se ha ganado el apodo de Bambi y que como máxima transgresión sueña con ir a escuchar a su mujer a cantar en el coro". Nadie en la Moncloa quiso comentar tan singular comentario. Sí quiso un portavoz de la Moncloa puntualizar que también José María Aznar pasó por allí.

MUJERES INDIGNADAS La Federación de Mujeres Progresistas, Yolanda Besteiro, reprochó a Zapatero que aceptara la invitación sorpresa de Berlusconi. "Es verdad que Berlusconi no es un personaje previsible, pero se trata de alguien que hace unas declaraciones reprobables hacia las mujeres", afirmó.

Besteiro, carente de responsabilidades políticas, pudo ir más allá de lo que se atrevieron a ir ayer las dos vicepresidentas del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega y Elena Salgado. "Se podrán compartir mucho o nada, pero son unas manifestaciones hechas por un presidente de Gobierno, y no tengo por costumbre valorar ni comentar lo que dicen otros jefes de Gobierno", dijo De la Vega.

La vicepresidenta Salgado, que presenció en directo el jueves cómo Berlusconi defendía, por citar una de sus intervenciones, que es mejor cenar con mujeres guapas que feas, también trató de contenerse: "Nuestro silencio en ese momento solo puede interpretarse como cortesía hacia nuestro anfitrión".

El vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, sostuvo que Zapatero disfrutó la exhibición de mal gusto de su anfitrión. "Esta cumbre en teoría debería analizar los problemas de la inmigración y, en lugar de eso, nos ha transmitido algunas bromitas sobre sexo y la certeza de que a nos van a subir los impuestos", acusó.