La sesión de ayer puso de manifiesto en toda su crudeza la estrategia de algunos abogados de la acusación para calzar en el juicio la teoría de la conspiración. El excomisario jefe de los Tedax Juan Jesús Sánchez Manzano tuvo que soportar una artillería de los letrados de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M --también próxima al PP--, que sembraron sin cesar insidias sobre su profesionalidad e incluso sobre la honestidad laboral de los agentes policiales que investigaron la masacre.

La tensión llegó a tal extremo que el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, increpó con visible enfado al letrado de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Emilio Murcia: "Esas preguntas no conducen al esclarecimiento de la verdad".

Uno de los abogados de la acusación, Gonzalo Boyé, muy crítico con los apóstoles de la teoría de la conspiración, salió en defensa de Manzano. "¿Alguna vez en sus años de trabajo se ha cuestionado su trabajo como hoy?", le preguntó. Muy compungido, el exjefe de los Tedax dijo: "Nunca".