La dirección federal del PSOE se ha hecho con las riendas del PSPV para intentar recomponer una federación muy tocada por los últimos resultados electorales y su última consecuencia: la dimisión de su líder, Joan Ignasi Pla, definitivamente hundido por no haber pagado la reforma de su casa a un constructor.

Ayer, el secretario de organización federal, José Blanco, acudió a la sede del PSPV para constituir una gestora que, bajo la dirección del que fue máximo dirigente del partido entre 1979 y 1997, Joan Lerma, hará lo posible por salvar los muebles en las elecciones generales y tratará que el resultado en Valencia no afecte a Zapatero.

La idea es que el PSPV y su zozobra pasen inadvertidos y que la campaña se centre en los logros del Gobierno central y la imagen de su presidente. El revulsivo en Valencia será la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, que ayer manifestó que se sentiría "muy honrada de representar a los valencianos" en el Congreso. Aunque nacida en Játiva, De la Vega nunca ha militado en el socialismo valenciano y ha desarrollado toda su vida profesional en Madrid. La verdadera tarea de la gestora será recomponer un PSPV en sus horas más bajas. Y la fórmula es el rescate de Joan Lerma.

FIGURA RESPETADA Es "la figura más respetada" del PSPV, en palabras de Blanco, porque "en Madrid se elige a los mejores pensando en el bien del partido". El número dos socialista hizo hincapié en que la gestora de Lerma "no es provisional" y "tomará decisiones políticas".

Ayer fue también el día de los elogios al árbol caído. Pla, que ya ha pagado la factura de 78.000 euros que adeudaba al gestor que encargó las obras de su casa a un constructor, recibió el agradecimiento unánime por su gesto de dimitir. De la Vega y Blanco alabaron su "responsabilidad" y el mismo Zapatero le expresó desde Lisboa su "respeto personal y político". Aún así, Pla deberá dejar la portavocía del grupo en las Cortes Valencianas.