La Administración central abrió ayer una nueva fase de entendimiento con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Los duros enfrentamientos que esta había tenido con la ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, son ya agua pasada. Su sucesor, José Blanco, mantuvo con la dirigente conservadora un encuentro de casi dos horas en el que accedió a todas las peticiones de mejoras en las infraestructuras que le planteó Aguirre. El intercambio de elogios en la posterior comparecencia conjunta fue tan empalagoso que casi podría hablarse de idilio entre dos rivales políticos que semanas atrás se lanzaban duras descalificaciones.

El encuentro con Aguirre ha abierto la ronda de contactos que Blanco pretende mantener con los presidentes autonómicos en los que el siguiente de la lista es el presidente de la Generalitat catalana, José Montilla. El objetivo del vicesecretario general del PSOE es acabar de entrada con la principal laguna que el propio partido había detectado en la gestión de Alvarez: los conflictos permanentes con la mayoría de autonomías, especialmente con Madrid y Cataluña.

CALENDARIO DE OBRAS El debut no podía salirle mejor a Blanco. Madrid no plantea ninguna reivindicación competencial, lo que facilita el entendimiento. La propia Aguirre destacó que pese a que en el Estatuto de Madrid figura el traspaso del servicio de Cercanías, su "prioridad" es "participar en la elaboración del plan de futuro de la red ferroviaria madrileña", a lo que Blanco accedió. También se comprometió a un preciso calendario de ejecución de obras, entre las que figura la ampliación de la estación de alta velocidad de Atocha y la conexión del aeropuerto de Barajas con la estación del AVE de Chamartín en el 2010.

Blanco se refirió a una demanda catalana clave, al garantizar a Aguirre que cuando "Cataluña entre en El Prat, la Comunidad de Madrid entrará en Barajas", tal como ya le había prometido Zapatero a la líder madrileña.