Hoy ha tenido lugar el funeral por el inspector de la Policía Nacional asesinado ayer por ETA, Eduardo Puelles. En medio de la conmoción, el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, ofició hoy la misa, y aprovechó la ocasión para lanzar un mensaje a la sociedad: pidió que "todos a la vez" digan un "no rotundo a ETA". Asimismo, destacó la "unidad" y la "perseverancia" como requisitos indispensables para ganar esta cruenta lucha contra el terrorismo.

Ante cientos de personas que abarrotaban las calles cercanas a la Iglesia San José, Blázquez ofició un funeral cargado de emotividad, en el que hicieron acto de presencia importantes personalidades del mundo político que querían mostrar sus condolencias a la familia de la última víctima de ETA.

Entre fuertes aplausos, los Príncipes de Asturias, don Felipe de Borbón y doña Letizia Ortiz, entraron en la iglesia, donde fueron recibidos por el presidente del Senado, Javier Rojo, la vicepresidenta primera del Gobierno central, María Teresa Fernández de la Vega; el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba; el lehendakari, Patxi López; la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga; el consejero de Interior, Rodolfo Ares; el secretario de Estado para la Seguridad, Antonio Camacho; y el alcalde en funciones de Bilbao, Ibon Areso.

Asimismo, en el interior de la iglesia se encontraban representantes de todos los partidos políticos, entre ellos la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, la vicesecretaria general del PP, Ana Mato, el consejero de Industria, Ignacio Aguirre, la portavoz del Gobierno vasco, Idoia Mendia, la consejera de Educación, Isabel Celaá, el presidente del EBB del PNV, Iñigo Urkullu y el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti.

También asistieron el secretario general de EB, Mikel Arana; el alcalde de Arrigorriaga, Alberto Ruiz de Azua; la directora de la Oficina de atención a víctimas del terrorismo, Maixabel Lasa; el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Fernando Ruiz Piñeiro, y el juez decano de Bilbao, Alfonso González Guija, entre otros.

A su llegada, los príncipes acudieron al lugar donde se encontraban los agentes de la Policía Nacional, para darles el pésame, y para esperar junto a ellos la llegada del féretro con el cuerpo de Eduardo Puelles. Tras el féretro, que iba cubierto con la bandera española, agentes de la Policía vasca, Guardia Local y Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado portaban siete coronas y, tras ellos, iban la mujer del agente asesinado y sus dos hijos, acompañados por sus familiares.

El cortejo fúnebre entró en la Iglesia entre gritos de "viva España" y aplausos, acompañado por el himno de España. Una vez dentro de la abarrotada iglesia, el Obispo de Bilbao pronunció la homilía, y tras dedicar unas palabras de condolencia y afecto a la esposa de la víctima, a sus hijos, y a toda su familia, afirmó que Eduardo Antonio Puelles fue "asesinado cruelmente".

RECHAZAR LA VIOLENCIA Y DESENMASCARAR SUS PROPOSITOS

En su discurso, Blázquez dejó claro que "cada víctima mortal del terrorismo es un clamor que exige, con la fuerza de la sangre injustamente vertida, respeto a la vida y libertad para todos". En este sentido, aseguró que "la memoria de las víctimas es un recordatorio permanente para que la sociedad continúe rechazando enérgicamente la violencia y desenmascarando sus propósitos".

Por otro lado, apeló a la deslegitimación de todos los aspectos del terrorismo como "ejercicio de clarificación que contribuye de manera eficaz a que la luz de la verdad venza las tinieblas de los pretextos y engaños". En su opinión, esta sociedad "debe continuar con paso firme en el camino que conduzca a la desaparición de ETA, que tanto daño nos ha causado".

"Apoyamos a las autoridades en el recorrido, siempre difícil y a veces muy doloroso, hasta alcanzar plenamente una convivencia libre y segura para todos", añadió. Es por eso, dijo, que "debemos decir todos un no rotundo e inequívoco al terrorismo, con la cabeza y el corazón, en la conciencia y en la calle, personalmente cada persona y unidos como ciudadanos" porque "la unidad clara y perseverante contra la organización terrorista es condición eficaz para vencerla pronto".

A la salida, los Príncipes de Asturias dieron el pésame a la viuda e hijos de Eduardo Antonio Puelles, a los que se abrazaron, y a su familiares más cercanos y se despidieron de las autoridades, para partir entre fuertes aplausos nuevamente por parte de los congregados en el exterior de la iglesia.