Manuel Fraga afronta desde la pasada medianoche su contienda electoral más cuesta arriba desde 1990, cuando accedió por primera vez a la presidencia de la Xunta de Galicia. La quinta campaña del octogenario cabeza de cartel del PP puede truncar sus expectativas de jubilarse en el poder y significar, además, un serio revés para el también gallego Mariano Rajoy en su proyecto de iniciar el camino de regreso de los populares a la Moncloa, tras el fiasco de los comicios vascos.

La mayoría de encuestas perfilan un futuro Gobierno de coalición del PSG-PSOE de Emilio Pérez Touriño y el BNG que lidera por primera vez Anxo Quintana. El PP gallego, con casi toda probabilidad, será otra vez el partido más votado, pero deberá remontar los sondeos adversos de aquí al día 19 --la jornada electoral-- para alcanzar los 38 escaños que dan la mayoría absoluta en la Cámara gallega.

Los socialistas gallegos son los únicos que suben en intención de voto (el último sondeo del CIS les augura un crecimiento de seis escaños). Ayer, José Luis Rodríguez Zapatero se lanzó a hacer augurios y vaticinó que Fraga no llegará a los 36 escaños.

Pero si quieren desplazar a Fraga, los socialistas deberán hacerlo con el apoyo del BNG. Eso supone una ventaja de cara a la campaña, porque socialistas y nacionalistas evitarán desgastarse mutuamente, pero también a la vez un talón de Aquiles al que el PP apunta con su artillería.

Ayer mismo, el secretario general del PP, Angel Acebes, insistía en el peligro de "exportar" a Galicia el tripartito catalán, lo que asegura que pasará si Touriño gobierna con el BNG.

El PP venderá la necesidad de consolidar "la transformación de Galicia" en los 15 años de reinado de Fraga. Contrapondrán su programa de gobierno --basado en "la estabilidad y el cambio gradual"--, a la "aventura" de un hipotético Gobierno de dos partidos con programas "dispares" y que sólo buscan "un pacto político para echar a Fraga".

MENSAJES CONSTRUCTIVOS El plan Galicia será un plato que populares y socialistas se tirarán a la cabeza, pero los responsables de campaña socialistas aseguran que primarán los "mensajes constructivos" y de regeneración, lo que incluye, afirman, no convertir en arma electoral la edad de Fraga. Con ello, confían en consolidar la imagen de Touriño como presidente y atraer a parte del electorado del PP.

Los socialistas quieren aprovechar también al máximo el efecto Zapatero . El presidente tiene previsto acompañar a Touriño en tres mítines, donde adoptará un papel más agresivo contra el PP que el candidato a la Xunta.

Anxo Quintana tiene un difícil reto en estas elecciones. En primer lugar, porque es la primera vez que opta a presidir la Xunta. Y porque debe remontar un BNG tocado por la renuncia de su hasta hace poco máximo líder, Xosé Manuel Beiras.

SIN SUSTOS El PP gallego no quería sustos como el de la pegada de carteles de la campaña del 2001, cuando Fraga fue blanco de los huevos lanzados por un grupo de independentistas en la plaza de Toural de Santiago que le afearon su primera apelación al voto. Por eso, realizó ayer el acto de inicio de la contienda electoral encerrado en un hotel de la capital gallega.