La bomba trampa que estalló el pasado sábado en un repetidor del monte Arnotegi, en Bilbao, contenía cinco kilos de cloratita, según el departamento vasco del Interior. El atentado, que se saldó sin víctimas, causó daños materiales valorados en 65.000 euros. La bomba, que fue depositada en la ventana de la caseta que albergaba los equipos eléctricos del repetidor, estalló a las 12 del mediodía en el momento en que el robot de la Ertzaintza movió la caja que contenía el artefacto para intentar su desactivación. Un comunicante anónimo, que dijo hablar en nombre de ETA, había anunciado previamente que la bomba iba a estallar a las diez de la mañana.

El explosivo estaba dotado de un sistema antimovimiento que activó la bomba en el momento en que se intentaba retirarla de la ventana para su neutralización. Esa circunstancia hace sospechar que se trataba de una trampa dirigida a cazar a los artificieros de la policía autonómica cuando intentaran abrir la caja o cambiarla de sitio. Gracias a que para realizar esa operación usaron un robot, se pudieron evitar desgracias personales.

El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, por su parte, ha estimado que la reconstrucción de la caseta dañada costará al ayuntamiento un total de 65.000 euros. "La broma de ETA nos va a costar 65.000 euros, aunque afortunadamente solo es dinero, y ETA no consiguió su propósito, cuando hay muertos no hay solución, y ahora por lo menos solo podemos lamentar gastos materiales", dijo ayer.

Azkuna alabó también la labor de los artificieros de la Ertzaintza, afirmando que "fueron muy eficaces haciendo explotar la bomba de manera que solo tuviéramos que lamentar daños materiales, ya que la intención de ETA no era esa".

SEGUNDA ACCION El atentado del pasado sábado es la segunda acción terrorista con trampa que ETA preparada contra la Ertzaintza en apenas tres meses. El 11 de noviembre, la banda terrorista atentó también contra los efectivos de la policía vasca preparando un atentado con dos bombas --una de ellas oculta-- en el Palacio de Justicia de Getxo. El artefacto oculto estaba programado para estallar después de que hubiera explosionado la bomba visible, con el propósito de alcanzar a agentes. Fallos en las dos bombas evitaron que se consumara el plan etarra.