Hora y media antes de reunirse con Pasqual Maragall en el Parlamento catalán, José Bono, ministro de Defensa, declaró: "España no es algo irremediablemente hecho, sino algo que hacemos, pero no es tampoco algo que cualquier iluminado pueda inventarse cada mañana cuando se levanta. España no es un proyecto provisional, es una nación".

Conocidas las grandes discrepancias existentes entre Maragall y Bono en relación al modelo de Estado, ya en la Cámara, un periodista le preguntó al ministro a quién se refería cuando habló de "iluminados". Bono, especialista en mantener la sonrisa en todo lugar y momento, torció el gesto y "perdonó" la pregunta al periodista "porque Dios también le habría perdonado". Pero no contestó. En cambio, quiso aclarar que no había venido a Barcelona "a crear ningún problema, sino a resolverlo", en alusión al contenido de sus conversaciones con el líder catalán.

Bono, consciente de que en Cataluña se considera centralista su discurso, rechazó esa etiqueta: "Mi idea de España no es la de los Reyes Católicos", se defendió. Y explicó su modelo: "España es mi patria, mi nación, pero no quiero la España que nos impide, sino la que permite".