Las grandes expectativas hacen temer grandes fracasos y, con previsiones como la de Leire Pajín ("Estén atentos a un acontecimiento planetario: la coincidencia de Barack Obama en EEUU y de José Luis Rodríguez Zapatero en la Unión Europea"), la decepción era difícil de evitar. El Ejecutivo confiaba en que la presidencia de los Veintisiete ayudara al dirigente español a compensar los problemas internos, pero la relevancia continental y el foco continuo sobre las decisiones del Gobierno ante la crisis económica más grave desde los años 30 han convertido el cargo en un peligroso bumerán.

El presidente español soltará el lastre europeo el miércoles. Y, sin duda, se sentirá aliviado: el 20% de paro, el insoportable déficit público y la débil situación parlamentaria del PSOE se llevan peor con el plus protagonista que otorga la presidencia rotatoria de la Unión Europea.

´SPAIN IS NOT GREECE´ Cientos de miles de españoles se enteraron el lunes 4 de enero del papel semestral de España. Unos piratas informáticos con mucho sentido del humor habían sustituido la fotografía de Zapatero por la típica de Mr. Bean con las cejas arqueadas en la web oficial de la presidencia. No era el mejor comienzo, pero era un anuncio publicitario impagable. El conocimiento del nuevo rol europeo de Zapatero fue aumentando poco a poco. A mediados de marzo, uno de cada tres españoles aún ignoraba el cargo añadido del jefe del Ejecutivo (según el barómetro de Elcano), una circunstancia que cambió conforme la crisis se hizo más feroz y la economía griega se fue hundiendo y se temió que arrastrara a la de España y Portugal. "Spain is not Greece", repetían Zapatero y su vicepresidenta económica, Elena Salgado, a todas horas.

Los ataques especulativos contra algunos países de la eurozona, entre ellos España, llevó a los países de la moneda única a crear un fondo de ayuda de 720.000 millones. El segundo fin de semana de mayo, cuando se tomó esta decisión, los dirigentes europeos instaron al Ejecutivo español a frenar el gasto social y a recortar el déficit público. El día 12, Zapatero anunció un tijeretazo que le granjeó críticas desde sus propias filas.

Para alivio de algunos compañeros de partido, Zapatero asumió el cambio de tercio el miércoles en el Congreso: "No podemos huir de la realidad de las cuentas públicas. He llevado una política que ha originado un 11% de déficit, y eso tiene un límite. Ahora tenemos que reducirlo porque, si no, entramos en una situación insostenible".

Las palabras de aliento de los dirigentes europeos (además de Obama) cuando han visto la "valentía" del plan de ajuste español y el éxito de Zapatero al conseguir en el último Consejo Europeo de Bruselas que los bancos europeos hagan públicas las pruebas de resistencia (los ya famosos test de estrés) parece que han compensado en parte el vía crucis vivido a lo largo de casi seis meses.