A golpe de bailes Miquel Iceta logró que el PSC no se hundiera en la campaña de las catalanas en el 2015. Ayer danzó de nuevo tras ser ratificado por unanimidad primer secretario de los socialistas catalanes. Lo hizo al ritmo de Got to be real, una canción que suena en un capítulo de Sexo en Nueva York con el que ha querido hacer una metáfora sobre lo vivido en su formación desde que tomó el mando. Asumió en el 2014 la dirección de un partido partido por el derecho a decidir, que algunos creían que estaba desahuciado y que sería devorado por los comuns de Ada Colau, pero ha resurgido electoralmente y ahora aspira a ser la alternativa de gobierno haciendo bandera del diálogo. Carmen Calvo e Iceta levantaron bien alto este emblema ante los ataques de los presidentes de Aragón y Castilla-la Mancha, Javier Lambán y Emiliano García Page.

Había mucho interés en escuchar a Carmen Calvo en el congreso del PSC. Sobre todo después del rifirrafe del viernes entre Iceta con Lambán y Page. Un enfrentamiento que evocó el conflicto abierto en el PSOE por la investidura de Rajoy y que contrasta con la cohesión interna que vive el PSC. Después de que el líder catalán les afeara en TVE públicamente las críticas a la negociación con ERC, estos se revolvieron, llegando el aragonés a acusarle de «supremacismo».

Meritxell Batet había hecho una referencia indirecta en la apertura del congreso el viernes, al evocar la célebre frase de Giulio Andreotti que en la vida hay «amigos, enemigos y compañeros de partido». Pero si la frase de la presidenta del Congreso pasó desapercibida el mensaje de la ministra de presidencia a los barones aragonés y manchego se entendió con claridad. «¿A quién le extraña que dialoguemos? Se lo tiene que hacer mirar», clamó la vicepresidenta, defendiendo la apuesta del PSC.