El aterrizaje en solitario de los socialistas en el Gobierno vasco, después de 30 años de ejecutivos comandados por el PNV, cumple hoy 100 días con un balance de normalidad que ha debido sorprender a más de uno. El propio Patxi López repite estos días que esta primera fase de su mandato ha estado caracterizada por el "entendimiento". Una réplica a los nacionalistas que suena más a implícito reproche.

Amparado en los 100 días de gracia que se otorgan a todo gobernante, el PSE anuncia que será a partir de otoño cuando se adopten las grandes medidas económicas que permitan paliar los efectos de la crisis en Euskadi. Entretanto, las principales decisiones del Ejecutivo, casi como una declaración de principios, se han centrado en la deslegitimación de toda forma o enaltecimiento del terrorismo y la retirada de cualquier tipo de simbología que represente un apoyo a los presos de ETA.

ACCIONES INEDITAS Un ejemplo se produjo el viernes. Después de que la Ertzaintza entrase en una herriko taberna de Bilbao para retirar una docena de fotos de reclusos, carteles, camisetas y otros efectos alusivos a la banda, se abrieron diligencias por un presunto delito de apología del terrorismo, una operación nunca vista con el PNV en el Gobierno.

Actuaciones como esta, junto con la prohibición de las movilizaciones de simpatizantes de Batasuna coincidiendo con las fiestas grandes de las capitales vascas, han definido la estrategia de "tolerancia cero" frente a los proetarras. En sintonía con el Ministerio del Interior, el PSE ha reiterado que no cabe el diálogo con ETA, y que la única vía posible es la policial.

El lendakari también se ha esforzado en recuperar las buenas relaciones con todas las comunidades limítrofes, comenzando con Navarra. Y su Ejecutivo ha logrado, además, atenuar la imagen frentista con la que comenzaron la legislatura. Los nacionalistas recelan de la presión que ejerce el PP sobre López, al que no dejan de marcarle el paso. Pero estos no han logrado una de sus principales reivindicaciones: el desalojo del PNV de la Diputación de Alava.

OFERTA POR LA CRISIS Solo la crisis económica ha suavizado la postura del PNV. Los nacionalistas se han ofrecido como socios preferentes para aprobar los presupuestos vascos y estatales, actitud bien recibida por López, pero que ha despertado los recelos del PP al verse desplazado. La caída de los ingresos, que afecta a ayuntamientos y a las tres diputaciones, apenas deja margen de maniobra al PNV.