Francisco Camps, presidente de la Generalitat valenciana, perdió ayer los papeles y confundió el Parlamento autonómico con un garito, hasta el punto de achacar a su adversario, el portavoz socialista Angel Luna, el desearle la muerte. "A usted le encantaría coger una camioneta, venir a mi casa de madrugada y, por la mañana, aparecer yo boca abajo en una cuneta", le soltó al portavoz del PSPV a bocajarro y sin mirarlo. Tan llamativo comentario sorprendió a los propios y a los ajenos. A los propios, esto es, la dirección popular, porque admiten que no esperaban una reacción semejante, pese a reconocer el estado de "tensión" que soporta Camps. Y a los ajenos, o sea, a la cúpula socialista, que exigió una rectificación o la dimisión del presidente valenciano. Horas más tarde, Camps pedía disculpas.

Tan rocambolesca situación fue fruto del empeño del responsable de la Generalitat por defenderse, en lo posible, de las acusaciones de corrupción que recibe. Quedó claro ayer, en la sesión de control al Ejecutivo, que tuvo como telón de fondo la trama Gürtel y en la que Camps recriminó al socialista Luna que ansíe su muerte. Luna, perplejo, señaló que en el debate anterior había hablado, retóricamente, de la "enajenación" política del líder popular, adjetivo que ahora, dijo, debía replantearse.

La querella presentada por los socialistas valencianos contra Camps y otras 16 personas por cohecho, malversación y financiación irregular, entre otras cosas, desencadenó el tenso debate. "La querella les ha puesto de los nervios, y estos ataques evidencian su debilidad y preocupación. Usted no tiene salida y lo sabe. Señor presidente, aquí estamos para controlar al Gobierno, y usted no acaba de entender eso", manifestó Luna, que retó a Camps a presentar todos los expedientes de contratación adjudicados a empresas de la trama en vez de seguir "amenazando e insultando".

El portavoz popular, Rafael Blasco, defendió a su jefe diciendo que Luna había sido el responsable de la crispación. Los socialistas replicaron que, con su desatino, Camps era incapaz para gobernar. Después, el presidente se retractó.