Carod-Rovira quiere dejar de ser el nuevo Xabier Arzalluz sobre el que la derecha española descarga sus iras. Por eso, ha decidido que se morderá la lengua y delegará la palabra en otros miembros de ERC cada vez que considere que se le ha metido gratuitamente en el ojo del huracán. Ayer, el dirigente republicano ya aplicó su nueva estrategia y rehusó replicar a la acusación de Jaime Mayor de que ERC está "bendecida por ETA".