Pablo Casado pidió ayer a los suyos que aprovechen la coyuntura de la pandemia para venderse como alternativa de Gobierno y evitar así que Pedro Sánchez y sus socios tengan otra «oportunidad» para seguir en la Moncloa. No hay elecciones generales a la vista, pero en el PP varios dirigentes vaticinan en privado que las consecuencias económicas y sociales del covid-19 acabarán con el jefe del Ejecutivo, que gobierna gracias a una endeble y variable combinación de socios, como se ha visto en la aprobación de las sucesivas prórrogas del estado de alarma.

El 19 de abril, cuando España acababa de vivir las jornadas con el mayor número de muertos por coronavirus, este diario publicó que un presidente autonómico del PP aseguraba que Casado puede llegar a la Moncloa antes de lo que se pensaba. Según los cálculos de este barón, que pidió no ser citado, la elevada tasa de paro, el malestar social y los probables ajustes que Bruselas pedirá en los próximos meses supondrán un terremoto para el Ejecutivo de coalición. Otro diputado, de la dirección del grupo parlamentario en el Congreso, coincide con Casado en que el PP «debe aprovechar el desgaste del Gobierno» para venderse como alternativa, porque su partido «ya ha sacado a España de la crisis otras veces», subraya. «Nosotros no queríamos esta tragedia, pero ha ocurrido y tenemos que jugar nuestras cartas», añade una exministra.

SUFRIMIENTO / Casado hizo esta reflexión sobre la oportunidad que tiene ante la junta directiva nacional, el órgano que reúne a más de 500 altos cargos del PP entre diputados, senadores, presidentes autonómicos, líderes provinciales y alcaldes, entre otros.

En su discurso, les pidió no «desaprovechar» el «sufrimiento» para evitar que Sánchez y sus socios puedan tener otra oportunidad para seguir gobernando. «Esta crisis, además de sufrimiento y dolor, está generando también un capital nacional en forma de responsabilidad, moderación y cuidado mutuo que no tenemos derecho a desaprovechar (...) Debemos hacer de esta tragedia el inicio de la mejor España posible, y no una nueva oportunidad para quienes pretenden destruirla», proclamó. ¿Y qué PP quiere vender Casado? ¿El de Cayetana Álvarez de Toledo, su portavoz en el Congreso, o el de los presidentes autonómicos Alberto Núñez Feijóo (Galicia) y Juanma Moreno (Andalucía? El líder de los populares lo dejó claro: el PP «centrado». «Debemos dar visibilidad a la España razonable y moderada (...) El PP debe convertirse en esa gran plaza mayor de la España constitucional, en la que todos puedan sentirse reconocidos y acogidos», dijo.

Según Casado, es falso que haya un PP «blando» y otro «duro» y alertó de que es «una estrategia de división» que alimenta la Moncloa. El máximo dirigente de los conservadores obvia los numerosos episodios protagonizados por Álvarez de Toledo en los últimos meses, cuando ha dinamitado en varias ocasiones la estrategia de su partido al elevar el tono de una manera que ha llegado a ser censurada públicamente por sus compañeros.

Tanto el presidente Alberto Núñez Feijóo, como el andaluz, Juan Manuel Moreno, ya alzaron la voz cuando Casado propuso su nombre. Ahora, en el entorno del presidente de la Xunta se confía en que un buen resultado en las elecciones gallegas de julio abra los ojos a Casado y vea que «el PP de centro de verdad» es el que gana elecciones. En verano, dejan caer, es «buen momento para cambios».