El 18 de junio del 2018, Pablo Casado anunció que se presentaba a la carrera para suceder a Mariano Rajoy en la presidencia del PP. Ante la sede del partido y rodeado de micrófonos, se marcó él mismo un objetivo que fue su propia trampa en las elecciones generales de abril: reconquistar a los votantes que se habían ido a Ciudadanos o a Vox.

Casado ganó las primarias un mes después y los populares se volcaron en gustar a esos electores huidos, aproximándose a los postulados del partido de extrema derecha al ceder con ambigüedades sobre la lucha contra la violencia machista, elevar el tono con la inmigración irregular y decir que se estaba utilizando el aborto como «herramienta de conciliación».

El hundimiento en las elecciones de abril, de 137 a 66 escaños, la advertencia de sus asesores sobre el poco futuro de la imagen histriónica que se había creado y las quejas de algunos dirigentes reclamando la vuelta al centro han ayudado a Casado a corregir el rumbo.

Fuentes de la dirección del partido aseguran que ha asumido que «Vox ha llegado para quedarse» y que en los próximos años habrá un mínimo de «un millón de votantes» que se decantarán por el partido radical. En abril, con una participación elevada (75%), fueron 2,6 millones de personas los que respaldaron a Santiago Abascal.

El líder popular, explican en su núcleo duro, ve con «normalidad» que, tras décadas de cobijarse bajo el gran paraguas del PP, esos ciudadanos hayan escogido a un partido de extrema derecha, como ocurre en varios países europeos, donde tienen representación en los parlamentos. Desde la sede nacional se ha emitido la orden de evitar preguntas sobre Franco, el aborto y la eutanasia, para dejar a Vox esos asuntos. «Que sean los de Abascal los que se retraten», comenta un diputado que ha participado en los debates para cambiar la estrategia.

A POR CS / En el cuartel general de los populares subrayan también el alto porcentaje de fidelidad que Abascal tiene en las encuestas: el 72,6% volvería a apostar por él, según el CIS; el 70,5%, según el sondeo del GESOP para este diario. Más fácil ve Casado ir a por el voto de Ciudadanos tras el último giro de Albert Rivera, que ahora se ha abierto a pactar con Pedro Sánchez. Solo el 58,6% de los electores que votaron en abril al dirigente naranja repetirían, según el CIS, aunque el GESOP marca que ese porcentaje baja hasta el 36,1%.