María Emilia Casas se despidió ayer de la presidencia del Tribunal Constitucional (TC) con un duro discurso contra los políticos, a los que acusó de bloquear la renovación de la institución al anteponer sus intereses a su responsabilidad. El discurso fue apoyado por los otros 10 jueces que integran la sede judicial y contestado por los afectados. El popular Federico Trillo fue el más ácido, al calificar la presidencia de Casas como "la etapa más negra" del alto tribunal.

La hoy ya expresidenta del TC dedicó sus últimas palabras a abroncar a los políticos por no haber sido capaces de cumplir con los plazos para renovar a los cuatro jueces que debe designar el Senado y a los cuatro del Congreso. También porque, por primera vez en la historia, el tribunal esté integrado por 11 magistrados y no por 12, como exige la Constitución, ya que la Cámara baja no ha elegido al sustituto de Roberto García Calvo, fallecido hace dos años.

Casas acusó a los políticos de buscar "un reparto de puestos sin atender a las cualidades de los candidatos", en clara alusión a la postura mantenida por el PP, que ha frenado la renovación de cuatro jueces en el Congreso por su exigencia de designar a Enrique López, que ya fue rechazado por el Senado. Por ello, pidió a los políticos que "busquen a hombres y mujeres" con "una elevada cualificación técnica".

La exjefa del Constitucional también defendió la sentencia sobre el Estatut de Cataluña y afirmó que "el grado de crispación" que ha rodeado a este asunto "ha sido a todas luces excesivo". También lamentó que muchas críticas a la sentencia hayan llegado de quienes ostentan cargos públicos.

Tras este discurso, tomaron posesión de su cargo los cuatro nuevos jueces del alto tribunal, Francisco Pérez de los Cobos, Francisco Hernando, Adela Asúa y Luis Ortega. El magistrado más antiguo del tribunal, Javier Delgado, ejerce la presidencia en funciones y la próxima semana convocará un pleno para elegir al nuevo presidente.