El director de la Marina Mercante que cumplió a rajatabla "la consigna" del entonces ministro de Fomento, Francisco Alvarez Cascos, de alejar el Prestige de la costa y hundirlo, no quería testigos incómodos. De ahí que abriera un expediente al jefe de la Inspección Marítima de la Capitanía de A Coruña, Fernando Balbás de la Vega, y le suspendiera de empleo y sueldo al enterarse de que estaba dispuesto a contar al juez que la orden de alejar el barco y dejar que se hundiera se había tomado el 13 de noviembre, sin tiempo de analizar la avería.

El entonces director de Marina Mercante, José Luis López-Sors, de plena confianza de Cascos, imputó seis infracciones graves a Balbás seis días después de que se conociera que iba a ser citado como testigo por el juez de Corcubión que investigaba el caso. El sancionado informó al abogado de IU, Alfonso Suárez, que conoció la orden de alejar el Prestige a las 21.30 horas del 13 de noviembre del 2003.

CINTAS OCULTAS El jefe de la inspección se convertía en un testigo incómodo para el Gobierno del PP, que por boca de Cascos y del entonces vicepresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, había asegurado que la decisión de alejar el barco se había adoptado el día 14 tras consultar a los técnicos. Había que presionarlo y sancionarlo. El dirigente de la Asociación Española de Marina Civil, José Antonio Rodiedo Acosta, que salió en su defensa, recibió una querella de Alfredo de la Torre, subdirector de normalización y calidad de buques.

Pero la grabación de la orden de Sors al jefe del Centro Nacional de Coordinación de Salvamento (CNCS), Pedro Sánchez, de alejar el buque, ha confirmado el testimonio de Balbás y ha dado un giro a la investigación. Se suponía que las cintas no existían y no habían sido entregadas al juez. Pero el CNCS registra de forma automática todas las llamadas. El letrado de IU las ha obtenido y las dará a la juez.