La revista 'Interviú' publica esta semana un reportaje que informa de que la policía alertó en el año 2010 de que el presidente deAusbanc, Luis Pineda, ahora encarcelado por varios presuntos delitos, entre ellos extorsión y soborno, hizo "favores de todo tipo" a "personalidades del mundo judicial". Entre ellos, llevar afiscales y jueces al prostíbulo más lujoso de Colombia, La Mansión.

Según 'Interviú', la policía recibió hace seis años la visita de unaantigua colaboradora de Pineda que dijo ser también suamante. Esta mujer, sostiene el reportaje, aportó datos sobre las extorsiones a banqueros y juristas. Durante dos años, los agentes investigaron si la información aportada era veraz y comprobaron que así era. De acuerdo con esa versión, Pineda empezó sus operaciones de chantaje en 1992. Entonces, la Audiencia Nacional acusó al presidente del Banco Santander, Emilio Botín, de varios delitos en cesiones de crédito, Ausbanc se presentó como acusación particular en el caso y, de acuerdo con los informes judiciales, Pineda intentó ganarse al banquero mostrándole a su abogado "un parte de un pisquiátrico donde supuestamente estuvo ingresado el juez" que le acusaba. Lo hizo, supuestamente, a cambio de dinero, y tiempo después calificó a Botín de "revolucionario y visionario de la banca".

MARIO CONDE Y BANESTO

Otro de los presuntos asuntos turbios que menciona 'Interviú' tiene fecha de 1994. En aquella ocasión, Ausbanc se presentó como acusación particular en el caso de Mario Conde y Banesto. Según los informes policiales, la asociación pidió dinero a los acusados para retirarse del caso, pero la oferta que recibió por parte de Conde "no le pareció suficiente" a Pineda, que "se sintió insultado".

Y así, un caso tras otro, como con los supuestos tejemanejes con el presidente de Cajasur ("un sacerdote del que conocía sus inclinaciones sexuales, de ahí que se hizo acompañar de un joven agraciado", explica la policía) o los amplios beneficios que logró gracias a los casos Afinsa y Fórum Filatélico, de cuyos responsables "llegó a cobrar 1,2 millones de euros". En definitiva, Pineda "montó un entramado de araña a base de favores de todo tipo donde pudieran estar atrapados un preocupante número de personalidades del mundo judicial", subrayan los investigadores.