El termómetro con el que Cataluña mide el estado de la negociación del nuevo modelo de financiación marca en estos momentos una temperatura inusual hasta ahora y está más cerca de la graduación óptima. El Gobierno catalán afirmó ayer por primera vez que se han sentado las bases para alcanzar un acuerdo satisfactorio, pero se curó en salud y evitó dar por sellado el pacto. Oficialmente, todavía persisten escollos que imposibilitan la firma. En todo caso, entienden que, antes de dar el sí, es el Gobierno central el que debe dar el paso de solemnizar una oferta que puede ser la definitiva.

Sin perder su costumbre de no dar más detalles de los necesarios, el conseller Antoni Castells elevó un grado más su optimismo. "Creo que estamos en condiciones de llegar a un acuerdo que hace unas semanas nos hubiese parecido difícilmente asumible", afirmó.