Las sucesivas alusiones de los presidentes autonómicos al Estatuto forzaron a Zapatero a entrar en una discusión que prefería orillar. Antes de cerrar la primera jornada del debate, recordó que Cataluña tiene "un mapa ideológico distinto" al resto de España. En función de esa "singularidad", justificó que el PSOE, pese a ser proclive al "consenso con el primer partido de la oposición para la reforma de los estatutos", apoye la tramitación de la Carta catalana. El presidente recordó que todos los estatutos vigentes --salvo el catalán y el vasco-- son fruto de un acuerdo PSOE-PP. "Así ha sido en la historia y así va ser", prometió.