En los primeros estadios embrionarios de los mamíferos, las células se embarcan en una batalla por la supervivencia en la que parte de ellas, las menos activas, son eliminadas por 'sus hermanas', según un estudio que publica Nature.

El citado fenómeno, denominado competición celular, se produce en una ventana temporal definida, entre los días 3 y 7 de desarrollo en el ratón, durante los cuales el embrión "se convierte en todos contra todos", según los responsables del trabajo, del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).

"Gracias a ello, el organismo en formación se optimiza durante el desarrollo, seleccionando las células teóricamente más aptas para soportar las funciones vitales durante toda la vida del nuevo individuo", ha detallado Cristina Clavería en una nota de prensa.

Por su parte, Miguel Torres, director de la investigación, ha señalado que cuando se impide la competición celular, "las células que normalmente hubiesen perdido la batalla se vuelven capaces de contribuir al nuevo organismo".

"Pensamos, sin embargo, que este organismo será probablemente menos apto que el que se hubiera formado normalmente", ha manifestado este científico, quien, no obstante, ha apuntado: "en qué sentido será menos apto es una cuestión del máximo interés que abordaremos en los próximos años".

Los investigadores han determinado de antemano qué células serán las vencedoras, según el CNIC: las que presentan mayores niveles de la proteína Myc.

Asimismo, han manipulado los niveles de Myc "amañando de este modo el resultado de la pelea" celular.

Según los autores, este estudio demuestra que el embrión temprano es "un mosaico de células con niveles muy diferentes de Myc en el que las células con más Myc eliminan a las que tienen menos".

Sin embargo, han insistido, "es importante entender que las que mueren son células viables".

"Su eliminación se produce únicamente porque el embrión cuenta con células más aptas capaces de reemplazarlas y por tanto se trata de un mecanismo de optimización, no de reparación", según los investigadores.

El trabajo apunta además que en esta batalla no se desperdician recursos: "las células perdedoras al morir son engullidas y digeridas por sus vecinas vencedoras, que de esta manera reciclan y aprovechan en beneficio del embrión todos sus nutrientes".

Esta investigación da respuesta, según el CNIC, a parte de los interrogantes planteados hace casi cuarenta años por Ginés Morata y Pedro Ripoll, que descubrieron en la mosca del vinagre la competición celular.

Desde entonces se ha sugerido su implicación en procesos como el inicio de la progresión tumoral o la regeneración de tejidos, pero "nunca, hasta el presente trabajo, se había descrito su función natural", según las mismas fuentes.