La relación de ETA con el terrorismo internacional fue desmentida ayer tajantemente por el presunto cerebro del 11-M, Hasan el Haski, y uno de los supuestos autores materiales, Jamal Zugam, en el juicio que se celebra contra ellos y otras 27 personas por la masacre de Madrid.

En la sesión de ayer declararon dos de los tres inductores del 11-M, Yusef Belhadj, considerado portavoz de Al Qaeda en Europa, y Hasan el Haski, y uno de los autores materiales, Jamal Zugam. El otro inductor, Rabei Osman, abrió el jueves el turno de los interrogatorios y continuará declarando el día 26, después de que escuche las cintas que fueron grabadas por la policía de Milán en las que confesaba que él había ideado el 11-M.

En la sesión de ayer, Belhadj y Haski solo contestaron a su defensor, y Zugam, a las acusaciones pública y particular. Haski --detenido en diciembre del 2004-- negó tener relación con etarras. En tono sarcástico explicó al tribunal que era imposible, porque ni habla ni escribe español, a pesar de haber residido en España desde el 2000. Y se preguntó: "¿Cómo voy a tener una relación con ellos? Como no sea en el cielo...", contestó.

La falsedadLuego recordó la intentona de vincularle con ETA porque en su casa se halló ácido bórico, un material que también fue hallado en la casa de unos etarras en Salamanca en el 2001. Tres mandos policiales están imputados por una juez de Madrid por haber eliminado esa referencia, por inconsistente, de un borrador elaborado por sus subordinados en un informe remitido al juez Juan del Olmo. Haski contó a su manera ese episodio: "Lo mismo pasó con la película de los medicamentos, de las cucarachas, esto es lo mismo respecto a su relación con ETA".

Por su parte, también Zugam negó conocer o tener relación con algún etarra. Sin embargo, a petición de su defensa, el tribunal oirá el testimonio de los etarras Henri Parot --cuyo nombre apareció en la celda de un miembro del GIA (Grupo Islámico Argelino)-- e Izkur Badillo y Gorka Vidal, que en febrero del 2004 intentaron trasladar a Madrid 500 kilos de explosivos.

Haski, que declaró en árabe, está acusado de haber dado la autorización para la comisión de la matanza de Madrid. Sin embargo, se presentó ante el tribunal como un experto en el islam que durante siete años estudió en el Instituto Islámico de Damasco (Siria).

La rectificaciónEl acusado solo se explayó para desligarse de la célula que atentó en Madrid. "No tengo ninguna relación ni conozco a nadie ni nadie me conoce a mí". Y desafió al tribunal a presentarle a alguien que declare conocerle. "Estoy dispuesto a encararme con él".

También se arrogó su condición de experto en el islam para dar una lección a la sala sobre la doctrina de esta religión. La yihad "es una lucha de superación de uno mismo para conseguir todo lo que se puede conseguir", aclaró. Además, explicó que "cualquier musulmán condena" la masacre de Madrid. "Fue un crimen", añadió, y preguntó: "¿Quién podía atentar contra inocentes y niños?". En cualquier caso, según su versión, él estaba en Francia ese día.

Haski también negó pertenecer al Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM). "Ese grupo no existe, es un grupo ficticio. ¿Dónde está su sede?". Haski se limitó a manifestar que no pertenece a ese grupo y que no conocía a nadie de esa organización. La fiscal sostiene que es uno de sus dirigentes. Por su parte, Zugam se declaró inocente de las acusaciones. A preguntas de la fiscal, que usó un tono suave durante su interrogatorio, explicó, en un correcto español, que llegó a Madrid en 1989 y que, "como cualquier inmigrante", se dedicó a trabajar en la construcción, la hostelería y otras actividades. Sin embargo, su suerte cambió y abrió un locutorio en Madrid. En ese local se compraron las tarjetas que los islamistas utilizaron para activar los móviles que hicieron explotar las mochilas bomba.

Las pruebasZugam, que admitió que había cursado estudios básicos, se presentó ante los jueces como un joven listo que sabía buscarse la vida. Por ello, explicó al tribunal que se había leído el sumario y rebatió las pruebas que existen contra él.

Zugam ha sido identificado por cuatro testigos como uno de los terroristas que colocaron una mochila bomba en los trenes de la muerte. Sin embargo, su versión es otra: "Ese testigo dice que estaba sentado y que el terrorista le empujó. Eso no tiene sentido, porque es como si le avisara de que soy yo". Este marroquí reiteró que el día de la masacre durmió hasta las diez de la mañana y negó conocer al resto de los imputados.