Los líderes del PSOE y de Podemos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, mantuvieron ayer, poco antes de las nueve de la noche, un contacto telefónico de unos 20 minutos. Según fuentes de ambos partidos, la conversación fue cordial, pese a que el socialista mostró su desagrado por la forma en la que Podemos expresó su propuesta el viernes. Pablo Iglesias transmitió a su interlocutor que, por encima de todo, lo importante es que haya un gobierno de progreso. Ambos líderes quedaron en seguir conversando a lo largo de la semana.

Sánchez insistió durante la conversación en la necesidad de respetar los tiempos, y esperar al mandato del Rey y expresó su indignación por el uso partidista que de las instituciones ha hecho Mariano Rajoy. "Se puede dar un paso o al frente o atrás, pero nunca al lado", señaló el socialista. Sánchez mantiene su voluntad de conversar con todas las fuerzas políticas que quieran un cambio progresista y reformista y reiteró la necesidad de hablar antes de las políticas que de los puestos.

La conversación se produjo justo después de que el secretario general socialista tuiteara que había llamado a su homólogo del partido lila, pero que no había llegado a hablar con él. "Hablaremos de políticas progresistas, no de sillones", remató Sánchez. Una clara referencia a la postulación de Iglesias como vicepresidente en un gobierno bipartito con el PSOE.

El líder de Podemos insiste en la importancia de no dilatar el tiempo y trabajar por "un gobierno progresista de cambio plural y proporcional" que apueste por "políticas económicas redistributivas, la plurinacionalidad y el diálogo con las fuerzas que no comparten hoja de ruta con el PP".