El presidente del PSOE y de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, se ganó ayer los aplausos del millar de delegados que asistieron a la clausura del congreso del PSC al afirmar que la reforma del Estatuto en curso no es sólo buena para Cataluña, sino también para toda España. Chaves pidió, no obstante, que el conjunto de las reformas estatutarias que se emprendan sirvan para demostrar que los socialistas catalanes, andaluces y de otras autonomías saben "defender los intereses de sus pueblos y, a la vez, garantizar la cohesión del Estado, sin buscar el enfrentamiento entre comunidades".

Los delegados del PSC dispensaron a Chaves una acogida más calurosa de la que dieron el viernes, día de la inauguración del congreso, al secretario de organización del PSOE, José Blanco, un dirigente más reacio a reconocer la especificidad de los socialistas catalanes.

ETAPA DE DIALOGO "La España en la que creemos es plural en sus planteamientos nacionales, lingüísticos, culturales y económicos", afirmó el presidente socialista, que contrapuso los años de gobierno del Partido Popular, marcados por "las mentiras, la deslealtad institucional y la crispación", con el proyecto de Zapatero. Con éste, añadió, se ha pasado "de la confrontación al diálogo" y de tener un presidente que guarda "silencio" a otro que "recibe a los presidentes autonómicos".

Los socialistas catalanes clausuraron su 10º Congreso entre el optimismo público y la preocupación, mucho menos ostensible pero evidente, de muchos de sus dirigentes por el reto de mantener la confianza de los votantes.

Para afrontar dicho reto, el PSC optó por una fuerte renovación de la ejecutiva, en la que sorprendió la incorporación, por imposición del ministro José Montilla, de Josep Maria Sala. Montilla actuó así tras fracasar sus intentos para encontrar una fórmula que permitiera un regreso gradual de Sala a la primera línea política, de la que salió tras ser condenado en 1997 por el caso Filesa , de supuesta financiación ilegal del partido.