El Gobierno está en el aire, con las negociaciones oficiales en el limbo, pero los españoles, a pesar de estar desencantados con los partidos políticos, empiezan a dilucidar qué fórmula prefieren para el nuevo Ejecutivo: una coalición entre el PSOE y Unidas Podemos. Así se desprende de la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), dada a conocer ayer, que supone un espaldarazo a la reivindicación de Pablo Iglesias, aunque los datos muestran también que hay fuerte división entre la ciudadanía.

El sondeo, en todo caso, llegó con socialistas y podemistas tratando de rebajar el fracaso de la última reunión entre sus líderes. Ambas fuerzas se emplazaron a nuevas citas sin anunciar fecha, señal que podría indicar que tratan de avanzar de forma discreta para buscar productividad fuera de los focos.

En este pulso por construir la arquitectura del próximo Ejecutivo, llegaron los datos del CIS. Según el estudio, el 26,4% de los ciudadanos colocan como primera opción un Consejo de Ministros en el que se sienten miembros del PSOE y de Unidas Podemos, mientras que un 20,2% prefiere un Gobierno en solitario de los socialistas.

El colectivo que prefiere la coalición, sin embargo, no es homogéneo: un 15,8% prefiere un Ejecutivo de PSOE y Podemos con apoyo de partidos nacionalistas no independentistas, mientras que un 10,6% aboga por un Gobierno con socialistas, podemistas y nacionalistas independentistas. Otra hipotética suma, un Gobierno del PSOE y Cs, casi imposible de alcanzar debido al rechazo que se da entre ambos partidos, viene apoyada por el 16,1% de los españoles.

ENÉSIMO CAMBIO / Los datos contrastan con los publicados por el CIS en mayo, cuando el apoyo a la opción monocolor era mayor que ahora. Sin embargo, la comparación es complicada porque las preguntas son distintas, en un enésimo cambio de método del organismo público que dirige José Félix Tezanos, exmiembro de la dirección socialista, que llegó a la presidencia del ente con polémica.

Iglesias se hizo eco del malestar. Reprochó que se desagreguen las preguntas sobre la preferencia de un Gobierno de coalición y sugirió que los ejecutivos en solitario «a veces» intentan poner las instituciones al servicio del partido.

El estudio se hizo público mientras PSOE y Unidas Podemos trataban de apagar el incendio dejado por el fracaso de la última reunión entre Pedro Sánchez e Iglesias el martes. Las portavoces de ambas formaciones se afanaron en subrayar que los puentes no están rotos, aunque nadie parece dispuesto a dar en público el primer paso. «Después de la tormenta llega la calma», frenó Irene Montero. Su homóloga socialista, Adriana Lastra, se avino a llamarla y ambas quedaron en «mantener abierta una vía de comunicación». En breve: los cauces serán a partir de ahora más discretos y esa prudencia podría generar algo más de eficiencia, aunque las posiciones están muy enrocadas.

No parece que vaya a haber tampoco nuevos encuentros ante las cámaras con los partidos minoritarios cuyo aval Sánchez necesita para la investidura. Fuentes socialistas indican que Compromís está en contacto con el Ministerio de Hacienda para resolver su exigencia de un nuevo modelo de financiación autonómica. Las conversaciones con el PNV son discretas y de alto nivel. El PSOE no descarta verse con ERC y JxCat, de quienes aspira a una abstención. El voto del Partido Regionalista de Cantabria (PRC) ya está atado. Y los socialistas descartan a Coalición Canaria y Unión del Pueblo Navarro (UPN) para la investidura.

LA CARTA / En un último intento, los diputados socialistas que en el 2016 se abstuvieron para permitir a Mariano Rajoy volver a la Moncloa y evitar las terceras elecciones, pidieron ayer a sus homólogos del PP a través de una carta que no bloqueen la investidura de Sánchez. Quedan dos semanas.