El líder de CiU Artur Mas --pronostica el Barómetro Político de Verano de El Periódico de Catalunya -- va camino de conseguir la cumbre de la mayoría absoluta en las próximas elecciones autonómicas y, en consecuencia, de hundir al PSC de José Montilla en una crisis de un calado hoy por hoy insondable. Entre 65 y 67 escaños obtendría hoy CiU --frente a los 48 del 2006-- si se celebraran las elecciones catalanas. El PSC caería de 37 a una horquilla de 30 a 32 diputados, una derrota sin precedentes para los socialistas. Ni en tiempos del rodillo parlamentario que manejó Jordi Pujol entre 1984 y 1995, un cabeza de lista del PSC había tenido que cavar las trincheras de la oposición con tan poca tropa. ERC, según la encuesta, se precipitaría de 21 a 12 o 13 diputados y ve cómo el PP se coloca como tercera fuerza, con 13 o 14 (ahora tiene 14).

Como un planeta de enorme fuerza gravitatoria, CiU atrae a votantes desencantados de prácticamente todos sus adversarios (hasta un 18% del PSC), excepto de ICV-EUiA, que por el hecho de estar políticamente en el otro extremo de la galaxia convergente termina por ser la única pata del tripartito que resiste el cambio de ciclo que se avecina (la encuesta le otorga de 10 a los 12 diputados actuales).

Además, el barómetro revela que, si de elecciones generales se tratara, CiU reduciría a menos de cuatro puntos la ventaja con la que el PSC ha vencido a todos sus oponentes en las convocatorias legislativas españolas.

EL LASTRE DE ZAPATERO En enero de 1980, por ejemplo, la ventaja era de casi 25 puntos. Conclusión: José Luis Rodríguez Zapatero es lastre en la mochila electoral del presidente de la Generalitat José Montilla.

Y la crisis económica, evidentemente, se intuye como la razón de fondo que está a punto de hacer estallar un cambio de ciclo en la política catalana y también, por extensión, en la política española.