Esperanza Aguirre trata de "engañar a los ciudadanos con mentiras horrorosas" para "alimentar la antipatía hacia Cataluña que subyace en comunidades como Madrid y arañar algún voto haciendo un flaco favor a la unidad de España". Son palabras de Adolfo Piñedo, portavoz de Hacienda del PSOE en la Asamblea de Madrid, al que disgustó el episodio de "anticatalanismo" protagonizado el jueves por la presidenta de la comunidad.

Aguirre, a parte de criticar la fórmula de cálculo de la inversión prevista en el Estatut, se lamentó del expolio de su comunidad, que aporta 208 millones al fondo de suficiencia, y en cambio no recibe ni un euro por ese concepto de los 33.000 millones que el Estado reparte entre las autonomías. Para aclarar los juegos de manos de Aguirre, Piñedo recurrió a una parábola con tres protagonistas: el padre (el Estado) y dos hijos (Madrid y Cataluña).

Según la parábola, el padre Estado debe 105 euros a cada uno de sus dos hijos. Al mayor (Madrid) le da 110 y le pide cinco de vuelta que el hijo mayor le paga con cinco monedas de euro. Al pequeño (Cataluña) le liquida la deuda con 60 euros en billetes y 45 monedas. La diferencia entre monedas y billetes no es baladí porque Piñero compara las monedas con lo que las comunidades reciben en concepto de fondo suficiencia (una caja común del Estado para financiar servicios traspasados, como sanidad y educación) y los billetes con el concepto de impuestos cedidos ----33% de IRPF, 35% de IVA y 40% de especiales-- que las autonomías reciben en función de su actividad económica).

La trampa

Lo que el diputado denunció ayer es la trampa de hablar solo de una de las dos magnitudes, ocultando que ambas son vasos comunicantes, con un resultado final que se compensa para sumar 105. Es decir, que Aguirre hace juegos de manos al fijarse en que Madrid devuelve cinco euros (en billetes) por el exceso de recaudación impositiva --en su comunidad pagan impuestos buena parte de las grandes empresas y buena parte del personal de la Administración del Estado-- y que Cataluña recibe 45 euros en moneda (con cargo al fondo de suficiencia) para atender al déficit de lo que gasta en servicios. Al final, según la parábola de Piñero, en monedas o billetes, todo acaba sumando 105. Como se pretendía demostrar.