Años atrás la AVT sufrió una fuerte sacudida a causa de unas supuestas irregularidades financieras aún no aclaradas. Además de provocar la renuncia de la entonces presidenta, Ana María Vidal Abarca, y el posterior desembarco de Francisco Alcaraz, la crisis llevó a la escisión de las víctimas catalanas, andaluzas, valencianas y gallegas, unidas en una federación propia.

El pasado año, representantes de esta federación fueron recibidos por el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, y por el Alto Comisionado de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo, Gregorio Peces-Barba. Robert Manrique, de la asociación catalana (ACVOT), y Joaquín Vidal, presidente de la asociación andaluza, pidieron sin éxito a Zapatero una partida presupuestaria para los colectivos que prestan asistencia a las víctimas.

"No es razonable que algunas fundaciones cobren de Interior por montar exposiciones con fotografías que han capturado de la web de ACVOT, ni que usen estas ayudas para sufragar cenas-homenaje por las que cobran a los comensales", dice Manrique. Críticos con la politización de la AVT --no han secundado sus manifestaciones contra el Ejecutivo--, Manrique y Vidal piden un mayor control sobre el destino de estas ayudas.