La jornada electoral se ha desarrollado sin problemas en los colegios electorales administrados electrónicamente instalados como experiencia piloto en Salamanca, Pontevedra y Lleida.

El denominado Colegio Administrado Electrónicamente (CAE) introduce un sistema informático para gestionar de forma más eficaz las votaciones, agilizar las votaciones y el recuento, así como ofrecer más seguridad en el proceso.

Las mesas de estos colegios se han quedado pequeñas en Lleida, ya que, además de la tradicional urna, han tenido que hacer sitio para disponer de una impresora, un ordenador portátil y una pantalla de ordenador complementaria, el equipo mínimo para su funcionamiento.

En Pontevedra, los 105 colegios administrados electrónicamente han funcionado "perfectamente" y sólo se han registrado cinco incidencias que retrasaron su apertura en un "máximo" de media hora, según han informado fuentes de la Subdelegación del Gobierno de esta provincia.

Así, fue necesario sustituir dos ordenadores a primera hora porque no arrancaban bien y volver a cargar los datos del censo de varias mesas en las tres memorias USB que los contenían.

En Salamanca, las 210 mesas electorales en las que se ha implantado el CAE han culminado la jornada con éxito y sin incidencias significativas, a excepción de pequeños inconvenientes en los primeros minutos de funcionamiento "hasta que se han adaptado" a la nueva herramienta electrónica.

"No ha sucedido nada destacado", ha confirmado un portavoz de la subdelegación Gobierno en Salamanca, quien también ha señalado que una mujer de 74 años que ha tenido que formar parte de una de estas mesas al no presentarse uno de los vocales, "no ha tenido ningún problema".

El buen funcionamiento del sistema CAE en este estreno puede suponer un paso adelante en su implantación en toda España, lo que supondría un ahorro de once millones de euros según declaró el pasado mes de abril el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Esta prueba experimental ha afectado poco a los votantes, puesto que la única diferencia que se aprecia en la papeleta es un código de barras, mientras que han sido los componentes de las mesas quienes han tenido que familiarizarse con los equipos informáticos.

Así, cuando llegaba un votante, los miembros de la mesa le pedían el DNI pero, en vez de buscarle en los habituales listados de papel, introducían su nombre en el censo digital del ordenador y, en lugar de tachar su nombre con el clásico bolígrafo, bastaba con hacer un 'click' en la lista.

Para mayor garantía de legalidad, el proceso de este ordenador ha podido ser seguido por todos los miembros de la mesa, ya que está conectado con una pantalla complementaria en el que se reproducen todas las acciones realizadas en éste.