Las fuerzas de seguridad, incluso antes de que ETA amenazara directamente al Gobierno que pretende liderar Patxi López, se mueven en el escenario de que la banda hará todo lo posible para desestabilizar el primer Ejecutivo no nacionalista en Euskadi. Por eso, el hecho de que la organización haya reclutado varios jóvenes en Vitoria, donde se encuentran las sedes del Gobierno y Parlamento vasco, y no tanto de Vizcaya o Guipúzcoa, sus tradicionales feudos, no hace sino confirmar este análisis. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que compareció ayer para dar cuenta de la detención de Jurdan Martitegi, el nuevo jefe de la banda, reveló que la Policía "trabaja con la hipótesis" de que el comando desarticulado había sido puesto en marcha para cumplir la amenaza.

La "brillante operación", según Rubalcaba, fue posible gracias al seguimiento que la policía realizó de Alexander Uriarte, quien el sábado salió de su casa en Vitoria para reunirse en Montauriol, en las proximidades de Perpiñán (sureste de Francia) con Martitegi, jefe del aparato militar desde que el pasado diciembre fue detenido su antecesor, Aitzol Iriondo.

EL ARRESTO La reunión entre ambos, a la que también asistió el liberado (a sueldo de la banda) Gorka Azpitarte, se prolongó más de dos horas. Al término de la misma, cuando los agentes habían confirmado que la persona de gran complexión que impartía las órdenes era el dirigente de ETA, se efectuaron las detenciones. El ministro no quiso explicar si se resistieron al arresto después de que el encargado de las falsificaciones de la banda, Ekaitz Sirvent, detenido el 10 de abril en París, intentara utilizar su pistola en medio de una estación de tren.

En las proximidades de un cementerio, Martitegi impartió a Uriarte, líder de un comando reclutado pero que todavía no había cometido ninguna acción, un curso sobre el manejo de armas y explosivos, y le indicó contra qué objetivos atentar. Rubalcaba prefirió no revelar estos planes aunque admitió que la Policía "trabaja con la hipótesis geográfica" de que dicho grupo iba a ejecutar la amenaza contra el nuevo Gobierno vasco, dado que cinco de sus siete integrantes residían en Vitoria. "Aunque en este momento no pasa de ser una hipótesis", aseveró.

LAS IDENTIDADES Los detenidos en Vitoria son Igor García, Asier Ortiz de Guinea, Jonathan Guerra y Olaritz Aracama. En Bilbao fue arrestado Sergio Bravo y en Rentería (Guipúzcoa) Gorka Iriarte. Los seis --con edades comprendidas entre los 26 y los 32 años-- eran legales , es decir, sin antecedentes, aunque alguno sí figuraba en los archivos policiales sobre los posibles colaboradores del entramado etarra. Rubalcaba subrayó que por segunda vez en los últimos meses ha sido desarticulado un comando "antes de que pase a la acción".

Por eso, el ministro concluyó que la nueva táctica de ETA de recurrir a una especie de células durmientes integradas por personas que desarrollan una vida normal y en su tiempo libre actúan para la banda también está fracasando. "Acaban siendo detenidos igual que los liberados huidos de sus casas", aseguró.

LA JERARQUIA El ministro, pese a que fuentes de su departamento informaron que Martitegi era el número uno de ETA y en la nota de prensa que facilitó se habla de "máximo responsable" de la banda, admitió que la organización "no tiene una jerarquía" como otros colectivos. "Eso del uno, dos y tres en la banda está en discusión ya que su nivel organizativo no atraviesa los mejores momentos", señaló.

En cualquier caso, subrayó que con seguridad Martitegi era el jefe del aparato militar de ETA y tiene una "siniestra biografía". Así, se sabe que formó parte del comando Vizcaya y participó en varios de los atentados que tras la tregua pusieron en jaque a las fuerzas de seguridad, como los coches bomba contra diversos cuarteles de la Guardia Civil que se saldaron con la muerte del agente Juan Manuel Piñuel.

La jefatura de la banda ha quedado tan debilitada que las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas ayer no se atrevían a aventurar quién liderará ahora el aparato militar. A este respecto el ministro afirmó que no sabe si la banda ya ha designado un sustituto de Martitegi, "igual ni siquiera saben quién va a ser", añadió, antes de reiterar que en cualquier caso la Policía "ya le está buscando".

LA POLEMICA El ministro compareció acompañado de los mandos de la Policía en su primera aparición pública después de que el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, acusara al cuerpo policial de no colaborar con la fiscalía. El ministro no quiso responder qué le parecía la acusación y se remitió a una entrevista que concedió el sábado a Ser donde aseguró que dicho cuerpo colabora "todos los días" con la fiscalía. Eso sí, aprovechó para felicitar a los agentes por la operación y subrayar la cooperación con Francia.