José Luis Urrusolo Sistiaga, alias Joseba , fue detenido en enero de 1997 después de participar en una treintena de atentados (con un saldo de 18 muertes) y de tener en jaque durante más de 15 años a la policía española, que durante demasiado tiempo fracasó en sus intentos de seguirle la pista. En su etapa como terrorista en activo, Urrusolo se distinguió siempre por extremar las medidas de seguridad para borrar cualquier posible rastro. Durante su sangrienta etapa al frente del llamado comando itinerante , renunció a alquilar un piso o un local y vivía en una furgoneta que por las noches estacionaba cerca de lugares de prostitución, donde la presencia de un vehículo no levantaba sospechas. Se aseaba en fuentes públicas y en las duchas de instalaciones deportivas, comía en restaurantes baratos y cambiaba con frecuencia su aspecto físico. La policía solía decir de él que era un terrorista a jornada completa.

Hoy, Urrusolo está encarcelado en el penal zaragozano de Zuera y las nuevas camadas de miembros de ETA están formadas por jóvenes sin preparación que compaginan la lucha armada con la fiesta en los carnavales de Sitges, que facilitan el trabajo de rastreo de la policía manteniendo cuentas en redes sociales como Facebook y que cruzan la frontera en trenes sometidos a los controles habituales de la policía en busca de inmigrantes ilegales. Urrusolo es uno de los presos etarras que más crítico se ha mostrado en los últimos años con la dirección de la banda y que con más nitidez ha abogado por el fin de la violencia. En su ánimo pesa, sin duda, la larga condena que tiene por delante, pero también la convicción de que la precariedad y la incuria que caracterizan ahora a la organización son sinónimos de derrota.

Etarras y flamencas

No resulta difícil imaginar qué debe de haber pensado un histórico pistolero obseso de la seguridad como Urrusolo al tener noticia de las andanzas del que ha sido jocosamente bautizado como comando Facebook . La publicación de las fotografías que los presuntos etarras Jon Rosales y Adur Aristegui, detenidos el miércoles en Molló (Girona), exhibían en sus perfiles de Facebook (y especialmente la imagen en la que aparecen ataviados con la camiseta de la selección española de fútbol) se ha convertido en objeto de todo tipo de chanzas en internet. En el mismo Facebook, casi 2.000 usuarios se sumaron ayer a un grupo de nueva creación bautizado como Etarras vestidos de flamencas . También ha tenido gran aceptación el grupo Etarras que actualizan su estado en el Caralibro y les pilla la policía .

Estamos ante la "trivialización del terrorismo", tal como apuntó ayer el filósofo Fernando Savater. Estos nuevos etarras, señaló, "son criminales, pero también son chavales con un caletre bastante estrechito, y para ellos lo de ETA forma parte de la juerga". Rubén Múgica, hijo del dirigente socialista Fernando Múgica, asesinado por ETA en 1996, aseguró que las imágenes y el modo de proceder de los terroristas revelan la "sonrojante decadencia" de la banda.

Esa decadencia ha ido en paralelo a la extrema sofisticación del arsenal tecnológico del que disponen las fuerzas de seguridad para seguir el rastro de los miembros de ETA. Hasta no hace mucho, la policía solo tenía acceso a la información interna de la banda por la vía de los interrogatorios a los detenidos y por la labor de agentes infiltrados como el célebre Mikel Lejarza, Lobo . Hoy, el sistema de rastreo Sitel, capaz de interceptar y analizar cualquier tipo de comunicación digital y de precisar la localización de los comunicantes, ejemplifica el nivel de desarrollo alcanzado en los métodos de seguimiento.