El PSOE ha votado este domingo a favor de la abstención en la investidura de Mariano Rajoy, tal y como se daba por hecho, pero no por esperada la decisión es menos traumática. La posición a favor de permitir la continuidad del líder del PP en la Moncloa como manera de evitar las terceras elecciones y aprovechar la minoría de los conservadores en el Congreso para condicionar sus acciones, ha salido adelante en el comité federal socialista por 139 votos a favor y 96 en contra, tras un debate ordenado y respetuoso, muy lejos de las tensas escenas que se vivieron en la cita de este organismo, el más importante del partido, el pasado 1 de octubre, cuando Pedro Sánchez se vio obligado a dimitir como secretario general al comprobar que estaba en minoría.

Pero el equilibrio de fuerzas entre los integrantes del Comité Federal no es trasladable al PSOE, donde la inmensa mayoría de los militantes, como han dejado claro en los encuentros de sus agrupaciones, están en contra de la abstención. Entre las cúpulas de las federaciones, en cambio, esta es la posición mayoritaria, que al haber triunfado prefigura que la brecha entre afiliados y dirigentes, ya de por sí relevante, se verá ensanchada.

DE ESPALDAS A LA BASE

Ese argumento, el de no colocarse de espaldas a las bases, ha ocupado un lugar central en las intervenciones de los partidarios de mantener el rechazo a Rajoy. La resolución propuesta por este sector, presentada por el vasco Txarli Prieto, así lo subrayaba. El PSC, junto a los socialistas vascos, formaba parte de la avanzadilla de quienes creen que no se puede facilitar en ningún caso la reelección de Rajoy, e incluso ha ido un paso más allá al anunciar su líder, Miquel Iceta, que convocará un Consell Nacional para decidir que no se siente representado por la decisión adoptada por el PSOE y solemnizar la ruptura de la disciplina de voto por parte de los siete diputados de los socialistas catalanes en la segunda votación de la investidura del líder del PP, que tendrá lugar el sábado o el domingo de la semana que viene.

El cambio en el vínculo entre el PSOE y el PSC puede ser otra de las heridas que deje la abstención. El malestar en el primer partido con el segundo es enorme, y son muchos barones (de la andaluzaSusana Díaz al castellano-manchego Emiliano García-Page, pasando por el extremeño Guillermo Fernández Vara) que sopesan pedir una nueva relación. Según el esquema que manejan, aún sin decidir, el PSC seguiría representando al PSOE en Catalunya, y el PSOE representando al PSC en el resto de España, pero los socialistas catalanes dejarían de tener voz y voto en los órganos del partido hermano: el congreso, la ejecutiva y el comité federal, donde este domingo los mandos abstencionistas, tras forzar la caída de Sánchez, volvieron a plasmar su superioridad numérica.

Fue la eurodiputada Elena Valenciano, exvicesecretaria general del PSOE, la encargada de presentar el documento que abogaba por la abstención en la segunda votación de la investidura de Rajoy, manteniendo el voto en contra en la primera, que requiere mayoría absoluta para salir adelante. Sus argumentos apelaban a la “responsabilidad” del PSOE y a lo pernicioso que sería, para el país y para el partido, unas nuevas elecciones. Los abstencionistas creen que ahora, con el PP en minoría en el Congreso de los Diputados, podrán determinar sus acciones en el Gobierno, pero en el otro bando señalan que será imposible, porque Rajoy tendrá a los socialistas como rehenes, al saber que puede volver a convocar elecciones.

Sus argumentos apelaban a la “responsabilidad” del PSOE y a lo pernicioso que sería, para el país y para el partido, unas nuevas elecciones. Los abstencionistas creen que ahora, con el PP en minoría en el Congreso de los Diputados, podrán determinar sus acciones en el Gobierno, pero en el otro bando señalan que será imposible, porque Rajoy tendrá a los socialistas como rehenes, al saber que puede volver a convocar elecciones.