El cambio de Gobierno tras las elecciones del pasado domingo ha dejado en un "compás de espera" el anuncio realizado hace dos semanas por los presos de ETA de que, por primera vez, solicitarían beneficios penitenciarios para los reclusos enfermos o con derecho, según la banda, a la libertad condicional.

Fuentes penitenciarias han informado a Efe de que a día de hoy, ningún interno integrado en el colectivo de presos etarras (EPPK) ha presentado solicitud alguna en este sentido, ni de forma individual ni colectiva. Estas fuentes han atribuido el silencio de los presos etarras a la situación de incertidumbre sobre su futuro suscitada tras la victoria del PP en las elecciones del 20N.

La expectación creada en las cárceles por el anuncio de ETA de un final definitivo de su actividad terrorista ha provocado un cierre de filas en el EPPK, que desde hace meses no sufre nuevos abandonos ante el temor de muchos internos de quedar al margen de hipotéticas "soluciones colectivas" para los presos de la banda.

Buena prueba de este cierre de filas es la reciente expulsión del colectivo de la presa etarra Idoia López Riaño, "La Tigresa", interna en la prisión alavesa de Nanclares desde junio de 2010 tras firmar un documento en el que se desmarcaba de ETA. López Riaño, implicada en 23 asesinatos, fue trasladada a Nanclares junto a su pareja, el etarra Joseba Arizmendi, que también ha sido expulsado del colectivo. Sus nombres, además del de Andoni Díaz Urrutia, han desaparecido del listado de reclusos del EPPK, lo que implica que perderán la cobertura y el apoyo interno del que disfrutan los internos que respetan la ortodoxia etarra.

La última lista recoge ahora 673 presos integrantes del colectivo: 518 encarcelados en España, 137 en Francia, dos en Bélgica, uno en México, uno en Inglaterra, uno en Portugal y otro más en Irlanda.

A estos se suman once etarras más que cumplen condena en su domicilio por motivos de salud.

Además de López Riaño y Arizmendi, de este listado ya habían sido sido excluidos otra veintena de reclusos que en los últimos años se habían ido desvinculando públicamente de la banda y que han optado por la llamada "vía Nanclares", nombre de la prisión vasca en la que la mayoría de ellos han sido agrupados.

Algunos -como el exdirigente etarra José Luis Álvarez Santacristina, "Txelis", o el exmiembro del "comando Madrid" Josu García Corporales- incluso salen de la cárcel durante el día para asistir a cursos de formación como paso previo a su definitiva puesta en libertad. No es el caso de "La Tigresa" y su pareja, que a pesar de su arrepentimiento, siguen clasificados en el primer grado penitenciario, el más duro, por su largo y sangriento historial delictivo.