La Audiencia Nacional ha condenado a 83 años de cárcel al exjefe militar de ETA Gorka Palacios por su participación en el atentado perpetrado en julio del 2001 por miembros del comando Madrid, que acabó con la muerte del agente de la Policía Nacional Luis Ortiz de la Rosa. Se trata de la primera condena a un miembro de ETA desde que la banda decretara el "cese de las acciones armadas ofensivas" el pasado 5 de septiembre.

En concreto, el tribunal, compuesto por los jueces Angela Murillo, Teresa Palacios y Juan Francisco Martell, considera que Palacios es culpable de un delito de asesinato terrorista, otro de estragos terroristas y cuatro más de lesiones terroristas. Además, deberá indemnizar con 300.506 euros a los herederos del agente fallecido y con 180.304 a uno de los heridos en el atentado que quedó incapacitado para trabajar.

La sentencia, dictada por la sección cuarta de la Sala de lo Penal, estima probado que Palacios y los ya condenados por esta causa Aitor García Aliaga y Ana Belén Egües Gurrutxaga, junto a otras personas no identificadas, "prepararon el artefacto explosivo que se iba a utilizar en la explosión" del vehículo que había sido robado con anterioridad y que fue "utilizado como coche bomba".

ENCARGADO DE LA INFORMACIÓN

Además, el ahora procesado "fue la persona que se encargó de recabar la información necesaria acerca del lugar en que se iba a llevar a cabo, información que una vez elaborada puso en conocimiento de los condenados".

Esta es la primera condena de Palacios en España, después de que fuera entregado temporalmente por las autoridades francesas el pasado mes de marzo. Deberá volver al banquillo de los acusados para responder por otro atentado cometido en junio del 2001, en el que falleció el general Justo Oreja Pedraza.

En el momento en que fue detenido en Francia, en el 2003, Palacios era presuntamente jefe de los comandos operativos de ETA. En la jefatura del aparato militar de la banda le acompañaba entonces Ibon Fernández Iradi, alias Susper, que fue arrestado días después. Antes de su huida a Francia, el presunto etarra había pasado por el comando Madrid y el comando Andalucía.