La Audiencia Nacional condenó ayer a 43 años de cárcel al etarra José Antonio Zurutuza Acullo por asesinar el 26 de marzo de 1982 al delegado de Telefónica en Guipúzcoa, Enrique Cuesta, y a su escolta. El tribunal considera que los hechos no han prescrito porque esta figura quedó interrumpida en el 2002 cuando el juez Baltasar Garzón pidió la extradición del miembro de los Comandos Autónomos Anticapitalista a Francia.

Fuentes judiciales explicaron que la decisión de la Audiencia vuelve a reabrir el debate sobre la prescripción de los delitos, que ya sido interpretada en varias ocasiones tanto por el Tribunal Constitucional como por el Tribunal Supremo. Los delitos de asesinato, según la legislación española actual, caducan a los 20 años de su comisión salvo que se hayan practicado diligencias que interrumpan esta figura.