El Banco de España dejó de considerar el conflicto catalán como un riesgo para la economía española el pasado marzo, después de un año y medio advirtiendo de que suponía una amenaza para el crecimiento. La reacción a la sentencia del procés del Tribunal Supremo, sin embargo, le ha llevado a cambiar de opinión. «No se ha podido formar un nuevo Gobierno tras las últimas elecciones por lo que se han convocado unas nuevas para el 10 de noviembre, prolongando la incertidumbre sobre la evolución de la política económica, a lo que se añade el impacto de los últimos desarrollos en Cataluña», advirtió ayer.

En su informe semestral sobre la estabilidad financiera del país, el organismo sostiene asépticamente que estos dos factores -la incertidumbre política que viene señalando desde hace tiempo y el renacido riesgo catalán por los «acontecimientos recientes»- pueden «afectar» a la evolución del PIB. «Nos parecía que teníamos que mencionar la situación en Cataluña. Es muy pronto, no tenemos una estimación del impacto que podría tener. Es significativamente distinto del 2017, pero depende de la persistencia», señala.

Tras el 1 de octubre del 2017, el Banco de España estimó que el conflicto independentista podría restar entre 0,3 y 2,5 puntos al PIB entre finales de aquel año y finales del 2019 por su posible impacto sobre las primas de riesgo, las cotizaciones bursátiles y las decisiones de gasto e inversión de hogares y empresas. El perjuicio final fue muy limitado porque la tensión se redujo tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución, la pronta convocatoria de elecciones autonómicas y el cambio de sede de cientos de empresas.

El incremento de los riesgos políticos en España se produce en un momento particularmente malo porque, según señala en el documento, el conjunto de riesgos para la estabilidad del sistema financiero, y por tanto para la economía, ha aumentado.

El informe del supervisor destaca que la economía mundial está dando síntomas de una «sustancial debilidad» y las previsiones apuntan a que registrará este año el crecimiento más bajo desde la Gran Recesión.

Ello se ve agravado por el «elevado nivel de incertidumbre geopolítica global», con focos como la pugna entre Estados Unidos y China, el brexit (que de producirse sin acuerdo restaría 0,7 puntos al crecimiento español en cinco años) y Oriente Medio.

Estos riesgos, señala el Banco de España, no se han trasladado a los mercados financieros gracias a las medidas de los bancos centrales.