El enfrentamiento entre el sector populista del PP gallego, encabezado por el presidente ourensano, José Luis Baltar, y la facción renovadora, liderada por Mariano Rajoy, se ha extendido hasta Lugo, donde el presidente de la diputación provincial, Francisco Cacharro Pardo, señaló a la cúpula del PP en Madrid como la culpable de la división del partido.

Cacharro, amigo de Baltar y destacado miembro del sector populista, personalizó el origen de la crisis en la "frustración de algún personaje que alcanza muchos títulos de ex, y agazapado detrás de esta crisis, provocándola, utilizando el peso de Madrid a su favor y que no da la cara". No quedó claro a quien se refería, pero algunas hipótesis apuntaron a Rajoy o al exministro José Manuel Romay Beccaría.

AVISO A FRAGA "Les puede costar trabajo dar con el personaje", ironizó. "Yo no se lo voy a decir, aunque sí se lo dije hace algún tiempo al presidente Fraga, al que le advertí de que tuviera cuidado con él; que si él gana es porque Galicia pierde", agregó.

Cacharro consideró que los afines a Rajoy "le han hecho mucho daño al señor Fraga, le han puesto en una situación muy difícil y se lo han hecho al señor Baltar. Tenían la voluntad de resolver este asunto y desde Madrid les han alterado las cosas". En su opinión, la dirección popular vería con buenos ojos la escisión para poder "depurar" el PP, algo que quiso contrarrestar con un mensaje a la dirección del PP en Madrid: "Que dejen de querer gobernar el partido en las distintas comunidades".

Cacharro mostró su apoyo a Baltar aunque evitó pronunciarse sobre si secundaría la escisión. "Si a alguien le dicen que le van a cortar la cabeza, lo lógico es que se defienda", aseveró. El mandatario lucense cree que la situación es "grave, trascendental". "Se equivocan los que le quitan importancia", dijo, antes de apuntar a que "nadie tendría mayoría absoluta" si hay escisión, lo cual "es malo".

Subrayó que "la cúpula debe respetar las competencias territoriales" y advirtió de que, a quien disiente, "no hay por qué condenarlo, sino que hay que ver si tiene o no razón". Cacharro señaló que la renovación debe acometerse "con juego limpio en los congresos". "En ocasiones, hay que dejarse de candidatos oficialistas y permitir que las bases jueguen", agregó. "Esto puede explicar, en parte, el problema que tenemos aquí o lo que está ocurriendo en Extremadura o en otros sitios", denunció.

El enfado de este sector es tan notable que los intentos de Fraga por atajar la crisis del PP gallego no están teniendo éxito. El presidente gallego despejó ayer su agenda y se dedicó a reflexionar sobre el tema mientras desde Ourense el díscolo Baltar abría una puerta a la esperanza: "La escisión no está decidida y sólo lo estará si sale mal la reunión del lunes con Fraga".