El Parlamento aprobó ayer el envío de tropas españolas para que se integren en la Fuerza Interina de Naciones Unidas en el Líbano (FINUL) amparada en la resolución 1701. El fue unánime, ya que IU y el BNG respaldaron por primera vez la participación en una fuerza internacional. Pero Mariano Rajoy lo dio a regañadientes tras insistir en que es una misión "de guerra" y acusar a José Luis Rodríguez Zapatero de hipocresía. La contundencia del líder del PP provocó que el jefe del Ejecutivo interviniera y le recriminara sus intentos "patéticos" de hacerse perdonar la intervención en Irak.

El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, subrayó que se trata de una operación para "mantener la paz", aunque admitió el peligro que correrán los 1.100 soldados que se desplegarán en Marjayun (sureste del Líbano) desde hoy hasta octubre. El coste de la operación será de 20 millones de euros mensuales.

El ministro recordó que los objetivos de esta misión son ayudar al Gobierno del Líbano a "ejercer su autoridad y apoyar a sus fuerzas armadas para el establecimiento de la paz", así como "facilitar la ayuda humanitaria y el regreso de las personas desplazadas". Es, reconoció, una misión "de paz, complicada y de riesgos evidentes", pero confió en que la "neutralidad activa" de España ayude a superar la crisis entre Israel y el Líbano.

REPROCHES El líder del PP se mostró reticente antes de apoyar una decisión "de un Gobierno desorientado, con una disparatada política exterior y amistades extravagantes". Acusó al jefe del Ejecutivo de esconderse tras el titular de Defensa, le culpó de pedir permiso al Parlamento para una decisión ya tomada y de ocultar información.

Rajoy confundió deliberadamente los términos "militar" y "de guerra" para intentar convencer de que la naturaleza de esta misión es la misma "que la de Irak o la de Afganistán". Zapatero, ofendido, intervino: "No tengo ningún problema en comparecer tanto para enviar tropas como para retirarlas". No fue la única pulla. Recordó que su Gobierno "nunca ha tenido la necesidad de esconder a ningún ministro de Defensa" --en alusión a Federico Trillo y su gestión del accidente del Yak-42--.

Zapatero insistió en que la misión cumple con la legalidad, está aprobada por la ONU y busca conseguir la paz. Y que esos tres principios son los que le llevaron a retirar las tropas de Irak. Así, señaló al líder del PP que se equivoca "si cree que sus críticas van a restituir los desastres de sus decisiones" y las calificó de "intento casi patético" para justificar sus errores del pasado.