Hay que tomar medidas frente a la crisis. En esto es en lo que están de acuerdo todos los partidos del Congreso. Pero otra cosa es qué medidas concretas se deben adoptar. Pese a que la situación económica es el principal motivo de enfrentamiento entre el Gobierno y el PP, ayer una propuesta de CiU para concebir un plan anticrisis concitó el apoyo de casi todos los diputados. A cambio, eso sí, de que las decisiones a tomar sean, de momento, declaraciones de intenciones.

El texto aprobado enumera hasta 20 medidas genéricas orientadas a frenar el desempleo, corregir la inflación, evitar el incremento de la morosidad o apoyar la demanda interna, entre otras. Pero no concreta en qué acciones deben basarse. Eso será tarea del Gobierno, que deberá adjuntar al proyecto de ley de los presupuestos generales un análisis de la situación real del "nuevo ciclo económico" y un desglose de medidas de choque.

Otros objetivos son asignaturas pendientes, como el estímulo del I+D, intensificar la internacionalización de la economía española, incrementar la productividad o "garantizar un sistema educativo que mejore la calidad del capital humano".

El plan sí incide en el epicentro de la actual crisis financiera, porque plantea que se dote de mayor transparencia a la actividad financiera y se tomen medidas para reducir los efectos de las tensiones de los mercados financieros internacionales y evitar que la falta de liquidez del sistema perjudique la financiación de actividades competitivas.

El PP no desaprovechó la ocasión de arrimar el ascua a su sardina afirmando que lo aprobado ayer es lo que su partido vienen reclamando desde hace meses: que el Gobierno reaccione.

CRITICAS El único grupo que introdujo críticas fue IU, que echó en falta medidas para la "protección de los más débiles". Gaspar Llamazares también alertó sobre la falta de concreción de lo aprobado: "Es agua bendita frente a la crisis".