Tras visitar España durante dos semanas, el relator de la ONU de pobreza severa, Philip Alston, aseguraba que había visto barrios en España en peor situación que campos de refugiados. Apenas habían pasado unos días desde que Alston hizo público su vergonzante informe, pero en la primera sesión de control al gobierno del año ninguna de las preguntas hicieron mención a la pobreza severa. Sí hubo un asunto protagonista: seis de las quince preguntas de la oposición tenían que ver con el encuentro entre el ministro José Luis Ábalos y la vicepresidenta del Gobierno de Maduro, Delcy Rodríguez, y otras dos acabaron versando también sobre Venezuela.

Pedro Sánchez estrenó legislatura respondiendo a una pregunta de Pablo Casado, líder de la oposición: “¿Va a respetar el estado de Derecho?” El enunciado trajo detrás críticas por el desdén hacia las instituciones que a juicio de Casado mostraba Sánchez. Y la acusación de tener “vínculos con una dictadura criminal”, la de Venezuela. Hasta cuatro preguntas más de los populares tuvieron como tema a la vicepresidenta venezolana. Sobre el papel, solo una se escapaba: la de Teodoro García Egea al vicepresidente Pablo Iglesias. “¿Cómo van a coordinar las políticas de la Agenda 2030?”. Pero en su discurso tampoco faltaron alusiones al comunismo, Venezuela, ERC, Zapatero y el “gobierno de España contra todos”.

Este año ya se han celebrado tres plenos de control y en todos ellos han estado presentes Cataluña y Venezuela. Ni siquiera la aprobación de los inminentes presupuestos ha logrado imponerse sobre ambos temas.

Economía… solo sobre el papel

En las siguientes sesiones, los populares han virado sus preguntas hacia la economía, lo que más preocupa a los españoles según el CIS. Pero solo sobre el papel. Los más de tres millones de parados por los que preguntó Casado se convirtieron en reproches mutuos por la reunión que habían mantenido días antes y en la que se había constatado la poca predisposición a colaborar. Y de nuevo en Venezuela: “Antes de que nos enteremos por la Justicia, dejen de mentir y cuenten lo que saben de los vínculos de Maduro con su Gobierno”. En la última sesión, Casado ha vuelto al clásico de preguntar por Cataluña, y eso que la pregunta era sobre “la igualdad de todos los españoles”. “Yo que me había hecho ilusiones de salir del bucle de Venezuela, Cataluña…”, ha dicho Sánchez.

El resto de preguntas de los populares fueron más variadas: empresas electrointensivas, los presupuestos, aranceles, ley de costas o el escándalo de abusos a menores tutelados en Baleares. García Egea incluso se interesaba por las prioridades de la Dirección General de Políticas Palanca, un puesto creado por Iglesias en su vicepresidencia. Pero la pregunta era el pretexto para volver a otro tema: “Han creado la Dirección General de Políticas Palanca, es decir, han cambiado la hoz y el martillo por la palanca”. Y terminó su intervención: “El nombre de vuestro Gobierno sería ‘Señor Sánchez, mentiras y cintas de vídeo’”.

Vox y sus temas fetiche

En sus preguntas al Gobierno, Vox sigue fiel a sus temas fetiche, sin importar si preocupan a los ciudadanos o si ha habido alguna cuestión de actualidad que las justifique. La criminalidad de los extranjeros, la inmigración ilegal o Catalunya. También Santiago Abascal escogió el asunto de Delcy Rodríguez para estrenarse interpelando a Sánchez, y entre las preguntas de la ultraderecha ha habido espacio para el mundo rural, los militares o los menores tutelados de Baleares, aunque con más reproches que búsqueda de iniciativa gubernamental. La última ha sido sobre el puesto de Iglesias como miembro de la Comisión del CNI.

Cataluña y Venezuela también han sido los dos temas por los que han preguntado los diputados de Ciudadanos, mientras que ERC ha usado sus tres turnos para preguntar por el auge del fascismo, la morosidad de las empresas y los CIEs. JxCAT solo ha hecho dos preguntas de momento, una dedicada al decreto contra la república digital catalana y otra a la independencia. El PNV estrenó el año con una pregunta sobre el desabastecimiento de algunos medicamentos, un “problema que sí preocupa a los ciudadanos”, en palabras de su portavoz, y en las siguientes sesiones ha interpelado al gobierno sobre el uso del euskera en los funcionarios de la administración general del Estado y sobre Europa.

Preguntas florero

Tanto el PSOE como una Unidas Podemos han dirigido una pregunta cada uno a ministros de su mismo color político. Son las conocidas como ‘preguntas florero’ o ‘autopreguntas’, que más que para controlar al Gobierno, son para permitir que se luzca. En la primera sesión los morados registraron dos de ellas, y aunque rectificaron y las retiraron antes del pleno, en la segunda Iglesias respondió a un diputado de su propio partido que le expresaba que escucharlo es “una inyección de ilusión”. En el último pleno de control ha sido el PSOE el que ha usado el turno para preguntarse a sí mismo y ‘presumir’ de haber reducido la ratio de deuda pública sobre el PIB.