Todos los grupos parlamentarios, excepto el Partido Popular (PP), refrendaron ayer en el Congreso de los Diputados la decisión del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de retirar cuanto antes las tropas españolas de Irak. Los partidarios del repliegue invitaron a los conservadores a sumarse a un futuro consenso en el que se acuerden posibles ayudas humanitarias a los iraquís sin dar apoyo militar a la ocupación por parte de Estados Unidos. Los populares hicieron oídos sordos a la petición.

La proposición no de ley, suscrita por PSOE, CiU, ERC, PNV, IU-ICV, CC y Grupo Mixto, se aprobó por 186 votos a favor, 141 en contra y 4 abstenciones. La propuesta muestra el apoyo directo a la decisión de Zapatero de hacer regresar a las tropas, reafirma el compromiso de España "con la estabilidad, soberanía, integridad territorial y reconstrucción de Irak" y reclama al Ejecutivo que colabore plenamente con las Naciones Unidas.

TORTURAS Las torturas infligidas por soldados estadounidenses a presos iraquís marcaron las intervenciones de los diputados antibelicistas. Todos destacaron que esos malos tratos son una razón más para defender el regreso de las tropas españolas.

Diego López Garrido, del PSOE, asemejó las torturas a lo que hacían los nazis durante el Tercer Reich, al tiempo que reclamó a los populares que se sumaran al consenso y no fueran "rehenes de su pasado". Jordi Xucl (CiU), Joan Puig (ERC) y Joan Herrera (IU-IC) cursaron al PP la misma invitación.

Gustavo Arístegui, del PP, no respondió a las ofertas de consenso. Criticó a Zapatero por retirar las tropas sin esperar a ver si era posible una resolución de la ONU y sin un debate previo en el Parlamento: "Es difícil darle 100 días de gracia a su Gobierno si a las 100 horas ha empezado ya a meter la pata", sentenció.

Por su parte, el ministro de Defensa, José Bono, afirmó ayer que los mandos españoles no tuvieron "la más mínima noticia" de que se torturara a los prisioneros iraquís, a pesar de que el Pentágono ha reconocido que esas prácticas se iniciaron en el campo de detención de Bucca, cerca de Um Qasar, cuyo control médico correspondió a España entre los meses de abril y junio del 2003. "Ninguno de los pacientes atendidos manifestó haber sido objeto de malos tratos", apuntó Bono.