Los grupos parlamentarios no fueron capaces ayer de ponerse de acuerdo para sacar adelante una declaración institucional de condena sobre los últimos atentados de ETA. La idea la planteó el PP el pasado martes y su portavoz, Eduardo Zaplana, argumentó que la repulsa inequívoca del Congreso era necesaria "porque el Gobierno no los condena o al menos su presidente no los menciona".

El PP también pretendía en su texto que las recientes "acciones criminales" no fueran consideradas como "violencia de baja intensidad, sino como ataques frontales a los derechos y libertades de los ciudadanos". Además, pedía al Congreso que "los demócratas se reafirmen en su voluntad de derrotar a quienes amenazan a la democracia".

El PSOE y CiU se mostraron dispuestos a negociar enmiendas sobre el texto propuesto por el PP, ya que era necesaria la unanimidad. Aunque los portavoces del resto de los grupos insistieron en que es obvia la condena de los atentados, desconfiaron de las intenciones del PP tanto por sus sospechas de que se trate de una "maniobra de manipulación" como por la intención de que coincidiese con el aniversario del 23-F.

Por otra parte, el Gobierno vasco realizó ayer una declaración oficial en defensa del derecho de autodeterminación y advirtió de que no será posible la normalización política vasca si no se logra un acuerdo sobre el derecho a decidir. "Es la cuestión pendiente desde 1839", sentenció, a la vez que señalaba que el derecho de autodeterminación asiste a todos los pueblos y también al vasco, por lo que "no es negociable".

LA NEGATIVA DE ZAPATERO De esta forma, respondió el lendakari a José Luis Rodríguez Zapatero, que negó el miércoles en el Congreso que esté dispuesto a negociar la autodeterminación. Josu Jon Imaz, presidente del PNV, precisó que Zapatero sólo se refirió al contenido del diálogo entre el Gobierno y ETA y no al de los partidos vascos. "Quiero entender que lo que dice es que no va a negociar el futuro político de Euskadi", explicó Imaz.