Cambio de actitud. Los 11 magistrados del Tribunal Constitucional (TC) han decidido responder a la inesperada muerte de su compañero Roberto García-Calvo, el pasado 18 de mayo, con un programa cerrado: la sentencia sobre el Estatuto de Cataluña. Para ello, han cambiado la agenda. De martes a jueves, en sesiones de mañana y tarde, estudiarán los borradores del recurso planteado por el PP contra la Carta catalana.

Tras el fallecimiento del magistrado conservador, el bloque progresista ha recuperado la mayoría para sacar adelante una sentencia que avale la norma autonómica, pero siempre que la presidenta, María Emilia Casas, recurra al voto de calidad.

El Constitucional ha optado por paralizar el resto de los asuntos que tramita a excepción del recurso del PP contra el reglamento del Senado que permite a los parlamentos autonómicos proponer a cuatro de sus 12 magistrados. García-Calvo era el encargado de redactar la sentencia y fuentes judiciales aseguran que ya tenía redactado un borrador de la resolución. Ahora, será sustituido por el magistrado conservador Ramón Rodríguez Arribas. Dichas fuentes estiman que el TC tendrá resuelto este asunto a mediados de junio.

Las deliberaciones de este recurso interferirán en las del Estatut de Cataluña, aunque los magistrados tienen la intención de cumplir sus planes y resolver sobre la legalidad de la Carta catalana lo antes posible.

El Constitucional es el tribunal que tiene más medios materiales. Por ello, "si ellos quieren que salga una sentencia, sale", afirman fuentes jurídicas consultadas, que también recuerdan que el alto tribunal es capaz de dictar más de 500 sentencias durante las campañas electorales. En esta sede judicial trabajan unos 50 ó 60 letrados que facilitan el trabajo de los jueces.

LARGO PROCESO En los plenos, existe un ritual que explica las largas deliberaciones. En cada sesión pueden intervenir los 12 magistrados, de mayor a menor, y no tienen límite de tiempo para exponer sus opiniones. Sus observaciones son recogidas por el ponente, quien las traslada a un nuevo borrador hasta que el texto se somete a votación.

Este acelerón del TC durará "hasta que los políticos decidan", agregan las fuentes consultadas. PP y PSOE están a la greña porque cada uno barre para casa. El Senado debe elegir a cuatro jueces y sustituir a tres conservadores y un progresista. Pero el cambio de mayorías parlamentarias obliga a repartir, dos a dos, los cargos. Por ello, el bloque conservador perderá un voto, al que hay que sumar el del juez fallecido, que fue elegido por el Congreso.

Por este motivo, el PP solo quiere sustituir a García-Calvo para recuperar la mayoría en el debate del Estatut. El PSOE pide la renovación de los cinco. En todo caso, los populares tienen todas las de perder, ya que han perdido una mayoría que habían logrado a costa de dañar la credibilidad del tribunal.