En medio de multitud de contradicciones entre los testigos, se va desmoronando poco a poco la versión del principal acusado de la identificación incorrecta de 30 de los 62 militares que fallecieron en el accidente del Yakovlev 42, el general de sanidad Vicente Navarro. Este testificó que, cuando firmó el acta de entrega por parte de Turquía de los cadáveres, ya había asignado un nombre a cada uno. Sin embargo, el cónsul español en este país, Ramón Ezquerra, sostuvo ayer ante el juez que vio cómo Navarro y sus ayudantes, los también acusados José Ramírez y Miguel Sáez, siguieron con los trabajos de identificación después de dicha firma.

El acta por la que Turquía entregó jurídicamente a los fallecidos, pasadas las dos de la madrugada del 28 de mayo del 2003 y, por tanto, solo unas horas antes de que se celebrase (a las 18.00 horas) en España el funeral, ha surgido varias veces en la vista que se celebra desde el martes en la Audiencia Nacional. Navarro dijo que firmó ese documento porque el traductor no le leyó el párrafo donde las autoridades turcas especificaron que no estaban identificados 30 cuerpos. El general asegura que, en ese momento, ya había terminado con su trabajo. Sin embargo, la versión del cónsul se suma a la de otros testigos que también han desmentido al acusado.

DURO INTERROGATORIO Ezquerra, no obstante, fue sometido a un duro interrogatorio por el fiscal porque, como se ha puesto de manifiesto a lo largo del juicio, se incumplieron los preceptos legales necesarios para la repatriación de cadáveres. Sin embargo, el cónsul no admitió su culpa y contestó a la mayoría de las preguntas con un "no sé, no me acuerdo".

Por otra parte, el exjefe del Estado Mayor de la Defensa, Félix Sanz Roldán, afirmó ayer que el máximo responsable del Ejército de Tierra durante el accidente, Luis Alejandre, propuso al entonces ministro Federico Trillo que los cadáveres no identificados fuesen trasladados a un tanatorio en España para que continuasen los reconocimientos. Sin embargo, el jefe del gabinete de Trillo, el general Manuel Ramón Bretón, que sí estuvo presente en esa reunión entre Trillo y la cúpula militar, negó ayer la propuesta de Alejandre. Este podrá explicarlo todo el día 31.

Además, el tribunal pudo escuchar cómo se sintieron las familias de las víctimas no solo al saber que Defensa les había entregado unos restos mortales que no pertenecían a los suyos sino que, después, intentó ocultarlo. Teresa Jiménez, por ejemplo, explicó que Navarro le dijo que la identificación de su hijo no había sido difícil. Sin embargo, sus restos fueron entregados a otra familia, que los incineró. "Fue un golpe para nosotros", dijo entre sollozos. Jiménez calificó de "maltrato" y "machaque psicológico" que Defensa negara una y otra vez errores en las identificaciones.