Un único Estado pero dos concepciones claramente distintas. Zapatero es partidario de reforzar la colaboración con las autonomías mediante una reforma del Senado, con la creación de nuevas comisiones bilaterales y a través del despliegue de los estatutos aprobados en esta legislatura. De esta manera, el líder del PSOE confía en dar por concluido el desarrollo del Estado de las Autonomías.

Mientras, Rajoy sigue sin aceptar la vigencia de la Carta catalana y, bajo la premisa de que la viabilidad del Estado se encuentra seriamente comprometida, defiende que los estatutos aprobados en la pasada legislatura han fomentado las desigualdades. Por eso propone una reforma para "garantizar" la estabilidad del Estado. Pretende elevar a dos tercios la mayoría necesaria en el Congreso para modificar un estatuto y aspira a recuperar competencias de la Administración central sobre todo en cuatro ámbitos: ordenación territorial, urbanismo, inmigración y política lingüística. Zapatero también pretende abordar una reforma de la Carta Magna, pero limitada a introducir una referencia a la Unión Europea y a permitir que una mujer pueda acceder a la Corona.