La corbata de los truenos

"Es para conservaros", contestó Bono, quien ayer, cuando narró el intercambio de mensajes en una Cámara baja en la que ha hecho estos días un frío artificial que basta y sobra para que todo el que no lleve chaqueta y corbata acabe con un preocupante dolor de garganta, no quiso desvelar qué miembro del Gobierno era el remitente.

Una protesta inmediata

Una especulación: era Miguel Sebastián. Casi seguro. Una prueba: tras el severo discurso inaugural de José Luis Rodríguez Zapatero, el titular de Industria, el único del Ejecutivo que no llevaba corbata en el debate parlamentario más importante del año, salió protestando por la opción térmica con la que Bono había decidido recibir a sus señorías. El presidente del Congreso, garante de las apariencias ortodoxas, insistió ayer en mantener oculto el nombre, pero también, en una controversia que viene de lejos, amenazó al ministro: que "se ande con cuidado", dijo, porque al jefe del Gobierno le molesta tanto como a él que acuda a la Cámara baja sin la prenda.

Sebastián no es díscolo. Su obediencia a la voluntad del jefe del Ejecutivo es tal que cuando este, en el 2007, le pidió que se presentara como candidato socialista a una de esas plazas en las que la derrota está casi asegurada --la alcaldía de Madrid--, le dijo que sí. Sin embargo, de vez en cuando, siempre en verano, acude al Congreso sin el lazo al cuello. Según dice, quiere mostrar que no es necesario tener a tope el aire acondicionado. Si uno se abriga menos, argumenta el ministro, no hay por qué mantener la temperatura tan baja. Y así se ahorra. Pasó hace un par de años en un pleno: entonces, de forma veloz, Bono le ordenó a un ujier que le entregara una prenda al ministro iconoclasta. Este la rehusó.

Ayer, preguntado por el incidente, Sebastián criticó los lugares donde "aún hace frío en verano" y dijo que en la Cámara "hace frío". Y lo hace.