El fallecimiento, la víspera, del segundo guardia civil tiroteado por ETA en Capbreton (Francia) llevó al presidente del Congreso, Manuel Marín, a suspender el tradicional cóctel del Día de la Constitucional. No se sirvió vino ni las codiciadas angulas, pero se mantuvo la recepción y, con ella, los clásicos corrillos entre políticos y periodistas. Marín evitó hacer balance de su mandato como presidente e impidió al titular de Interior atender a los medios en el patio del Congreso, forzándole a improvisar una rueda de prensa formal.