Quede claro que estoy a favor de escandalizarse por todo. Incluso por que un presidente autonómico asegure pagar sus trajes pero no pueda probarlo. No me dirán que el tema no tiene su miga. Pero miren, si ustedes pasaran tres o cuatro días en Mallorca, no más, verían que todo aquello que escandaliza en la Península es para desternillarse de risa en la isla. Se lo juro.

Verán, ahora resulta que en Mallorca los hay, pocos, sí, que se han asustado porque un pabellón de deportes, o velódromo, o instalación multiusos, que ya solo sirve para albergar recitales de Plácido Domingo o Raphael, se presupuestara por 48 millones de euros y terminó costando casi 100. Todo por culpa, o acierto, o cara, o despilfarro, o descuido, o atrevimiento de los altos cargos del PP, un tercio de los cuales están encausados en uno u otro desvío.

PERO NO se lo crean, no. En Mallorca ya no hay quien se escandalice. Y todo, todo, por culpa de Jaume Matas, uno de los protegidos de José María Aznar, que a punto estuvo de llevárselo a las Azores, pues, en eso de poner los pies, los tacones, los zapatones sobre la mesa, no hay nadie con el estilo del expresidente autonómico balear, el único exmandatario capaz de mantener cuatro casas en Palma (un palacete que le costó 950.000 euros), Ses Salines, Madrid y Nueva York.

Lo que Matas hizo en Mallorca no tiene nombre, ni apellido porque él huyó a EEUU donde, por cierto, acaba de ser contratado por la multinacional Price Waterhouse (PW), a quien su Gobierno, es decir, el de Matas, contrató en una cincuentena de ocasiones por un montante de más de un millón de euros. Matas trabaja para la PW con el cargo de asesor en materias medioambientales, él, Matas, que permitió y auspició cientos de agresiones medioambientales en la isla.

Porque uno, amigos, puede asustarse por muchas cosas y a todas ellas encontrarles una explicación. Incluso una justificación. Pero lo que los herederos del propio Matas --que lleva meses, años, dice, queriéndose explicar y no le llaman, y no le citan, y no le dejan (¡caray, señores jueces, tráiganlo de la oreja y que cuente, que cuente!)-- han hecho, dicho y atesorado en Mallorca, no tiene parangón en el mundo de la corrupción. Y, perdónenme, pero no hablo de hinchar el presupuesto de una obra prácticamente inútil hasta el doble, noooooo; ni que a una política pepera le encuentren, enterrada en su jardín, una lata de Cola-Cao con 240.000 euros; ni que una delegación de viaje a Moscú, encabezada por Matas, se gastase un pastón en el puticlub Rasputín. Nada de eso.

Mallorca, señores, está plagada de aprendices aventajados de Matas y pocos están tras las rejas, muy pocos. En Mallorca, amigos, ha habido un exalcalde de Andratx al que pillaron con un chalet ilegal y llegó a decir ante el juez --¡¡¡ante el juez!!!-- que no era lo que parecía, una casa ilegal, sino una cuadra para el poni que pensaba regalar a su nieto "como hacen todos los abuelitos de la isla".

EN SERIO, créanme, yo estoy dispuesto a considerar que Camps y los suyos me han ofendido, han mentido, me han fallado como políticos, como personas, como compatriotas, pero, antes, por favor, échennos una mano para limpiar la isla. Una isla en la que una exconsejera de Matas, claro, despilfarró 300.000 euros (¿cuántos trajes y chalecos blancos para visitar al Papa es eso?) en un acto de media hora: la inauguración por la Reina de un centro para discapacitados en Palma que aún no funciona. ¿Que qué inauguró la Reina? La cuenta de la exconsejera, supongo, porque la residencia, o la habitación donde metieron a doña Sofía, era de mentira, de cartón piedra, de atrezo.

Cuando leí el otro día que a la última redada antipepera la llamaban operación Espada, pensé que la inspiración no venía de la bicicleta campeona de Miguel Induráin, sino del famoso discurso de Matas en su primera toma de posesión, aquel en el que prometió "una acción de orden moral" y dictó la forma pública de actuación de su nuevo Gobierno: "Aviat i sense por" (pronto y sin miedo). Y, sí, sí, han ido deprisa y sin miedo. Están todos libres. Digo todos porque el pobre pseudoperiodista radiofónico que conozco y que han trincado por firmar facturas que su jefe le ponía por delante no se ha llevado un euro. Eso sí, abrazos le han dado un millón para que se creyese alguien importante.

"Me encuentro magníficamente bien, estoy estupendo", fue la declaración que Matas hizo el otro día al bajar de su piso en la Colònia de Sant Jordi. Y es que ese es el problema real de Mallorca, del PP, de sus corruptelas, que el exlíder está estupendo y no inquieto por lo que hizo, lo que empujó, lo que permitió, lo que vio y calló, los hijos políticos que creó, enseñó y dejó colocados para que siguiesen sus pasos. Quisieron saber cuál era el origen de su patrimonio y alguien paró la investigación. Y ahí le tienen, protestando porque el actual Gobierno balear ha prohibido pescar raons hasta el 1 de septiembre y deberá regresar a EEUU sin haber pescado, su hobby más gustoso. Debería de estar feliz porque picar, picar, han picado ya.

Esta, amigos, es una isla donde no solo han engañado a los vivos, ¡también han engañado a los muertos! Esta es una isla en la que los vivos responsables de la funeraria han viajado pagando los muertos. Así de vivos son.