La gestión de la UE por parte de España durante este semestre ha estado dominada por los ataques especulativos contra el euro y, sobre todo, por la crisis financiera griega. No obstante, el papel de España, pese a haber defendido desde el principio un plan de rescate para Grecia, ha quedado relegado a un segundo plano. El protagonismo de las negociaciones ha correspondido al presidente del Eurogrupo, el primer ministro luxemburgués JeanClaude Juncker; al presidente de la UE, Herman van Rompuy, y al tándem franco-alemán. Además, la influencia política de España ha quedado reducida significativamente al verse forzada por sus socios a adoptar un plan de ajuste económico.
Durante el semestre español, los Veintisiete han aprobado la nueva estrategia de modernización económica de la UE y han sentado las bases de un gobierno económico europeo. Pero en ambos casos la batuta la han llevado Van Rompuy y la Comisión Europea (CE), que han definido los ejes básicos de la denominada Estrategia 2020 . Y es Van Rompuy quien impulsa y dirige las negociaciones sobre el gobierno económico.
En el campo legislativo, España logró en mayo la aprobación del proyecto de directiva sobre control y supervisión de los fondos especulativos, aunque la retrasó dos meses para contentar al anterior primer ministro británico, Gordon Brown.
También tuvo un mayor protagonismo en la resolución de la crisis aérea causada por la erupción del volcán islandés al promover una modificación de los criterios puramente teóricos que mantenían absurdamente a todos los aviones en el suelo.
Por el contrario, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha tropezado con la oposición de la comisaria europea de Justicia, Viviane Reding, al proyecto de orden de protección de mujeres víctimas de la violencia sexista, ya que el Ejecutivo comunitario cree que carece de una base jurídica adecuada.
Más éxito ha tenido el ministro del Interior pues ha logrado la adopción de la estrategia europea de seguridad interior y del acuerdo entre la UE y EEUU contra el terrorismo.
